El desarrollo de Buenaventura, como el de todas las ciudades, pasa por tener un buen servicio de agua potable y saneamiento.
Un asentamiento humano de cerca de 400.000 habitantes, con un servicio de acueducto cuya frecuencia es de 9,8 horas promedio diario, con un déficit de cobertura del 25 por ciento y un índice de agua no contabilizada del 79,82 por ciento, no puede considerarse una ciudad, en un país cuyos centros urbanos registran, en promedio nacional, coberturas cercanas al 97 por ciento.
Buenaventura será una urbe cuando sus habitantes cuenten con agua potable las 24 horas del día y la cobertura del servicio se ubique en el promedio nacional urbano.
Esto será posible si se realiza una transformación radical a su forma de gestionar los servicios de acueducto y saneamiento.
Y sobre todo, cuando cuente con una hoja de ruta que oriente las inversiones que evite la contratación de obras no operativas.
En este Distrito se mantiene un esquema de suministro del servicio que diluye las responsabilidades de inversión.
Afecta la eficiencia en la prestación y manejo de recursos, en una confusa estructura institucional, en la que no solo pagan justos por pecadores, sino en la cual la responsabilidad y los indicadores del despilfarro se disuelven en medio de demasiados actores.
Los recursos invertidos, que no han sido pocos, no fueron planeados. Ni su programación ha respondido de manera adecuada a la diversidad cultural ni a la capacidad de pago de los diferentes grupos de pobladores de Buenaventura.
Habría que preguntarse, por ejemplo, si la atención con agua potable a las viviendas dispersas y de baja mar debe realizarse mediante tecnologías y niveles de servicio que atiendan las características los diferentes tipos de demanda.
En este frente, hay que destacar que cerca del 30 por ciento de la población se ubica en zonas de bajamar, donde los costos de prestación son muy altos y resulta casi imposible llevar las redes donde las normas nacionales prohíben la construcción de viviendas, así sea palafítica.
A Buenaventura hay que atenderla en su diversidad cultural y tipologías de asentamientos con capacidad técnica y gerencia eficiente.
LA SOLUCIÓN NO PASA SOLO POR CONTAR CON MAYORES RECURSOS
Los dineros asignados por la nación y aportados por el hoy Distrito no han sido escasos si bien, tampoco han sido suficientes.
Pero seguir invirtiendo sin una planeación rigurosa, sin una hoja de ruta definida, probablemente conducirá a reproducir lo que ya se ha venido manifestando: inversiones sin impacto real en cobertura y reducción de las pérdidas que duplican el porcentaje nacional.
Desde el 2001, Buenaventura ha contado con 104.000 millones de pesos financiados por diferentes fuentes nacionales y locales y los indicadores no mejoran.
Varios hechos explican esta grave situación: invertir en nuevas redes, frente a pérdidas del 80 por ciento, merece una reflexión sobre la importancia de planear y priorizar de las inversiones a realizar.
De hecho, Buenaventura se endeudó en pasadas administraciones por 43.000 millones de pesos, comprometiendo por 19 años buena parte de sus ingresos por el Sistema General de Participaciones y, seguramente, lo más conveniente será reestructurar esta deuda.
Pero lo más grave es que sin plan maestro y contrataciones dispersas y mal estructuradas, la situación no mejora.
Si bien la actual administración, viene tratando de salvar algunas de las inversiones realizadas por las anteriores, conectando tuberías e instalaciones que fueron dejadas abandonadas en el pasado, se trabaja a ciegas, pues los problemas son más estructurales.
Por ejemplo, no hay un buen diagnóstico del estado de las redes, de su conexión, de las presiones existentes y requeridas por cuanto la red no cuenta con la sectorización necesaria para encontrar y resolver las fugas de agua. De igual manera, la captación y el tratamiento para la potabilización del agua proveniente del río Escalerete se encuentran en una grave situación de vulnerabilidad por reducción del caudal y los deslizamientos periódicos en la bocatoma. A esto se agrega, el deterioro de su calidad y caudal por la contaminación originada en descargas de aguas servidas de viviendas ubicadas en su ronda.
Ante esta grave situación, Findeter, en el marco de la asistencia técnica que desde hace cerca de dos años viene desarrollando dentro del Programa de Ciudades Emblemáticas, ha propuesto una profunda reforma al actual esquema institucional que deje en claro las responsabilidades del municipio y de quien opere los sistemas, y la necesidad de un plan maestro de acueducto y alcantarillado que oriente las inversiones de corto, mediano y lago plazo.
Como avance en este proceso se impulsó la vinculación del Distrito de Buenaventura al Plan Departamental de Aguas, en el cual su gestor, Vallecaucana de Aguas, ha asignado 4.000 millones de pesos para financiar los estudios que tendrán como principal resultado el plan plurianual de obras e inversiones de acueducto y saneamiento.
En consecuencia, se tendrá una correcta priorización en las actuaciones futuras para lograr, de una vez por todas, que no se pierdan los recursos por mala gerencia y contratos innecesarios.
La apuesta de Findeter es profundizar aún más su apoyo para que pobladores, industrias, logística portuaria y puertos accedan a agua de buena calidad y con la frecuencia que demanda la ciudad capital de la Alianza del Pacífico.
Luis Fernando Arboleda G.
Presidente de Findeter