A quienes están activos trabajando, en la mitad de su vida laboral, o recién empiezan a trabajar, les debe importar una reforma pensional, pues, sin duda, incidirá en su vejez.
Recientemente, en el Octavo Congreso de la Federación Internacional de Fondos de Pensiones (Fiat) y Asofondos, se plantearon y debatieron los principales elementos que debe tener una posible reforma pensional en Colombia. Veamos cuáles son esas variables, para que cada lector empiece a pensar cómo actuar frente a esa realidad:
-Disminución del ingreso: será esencial ahorrar desde jóvenes para la vejez, particularmente quienes tienen mayores salarios, pues experimentarán en su mesada pensional reducciones hasta del 90 por ciento frente al ingreso total que tenían en su empleo.
-Cambios en la forma de calcular la mesada en Colpensiones: se debe reestructurar la fórmula de cálculo actual para concentrar el subsidio del Estado en quienes tienen menos recursos. Lo que, en términos prácticos, se traduciría en mesadas menores para los que acceden a la pensión en el régimen de prima media (Colpensiones), específicamente para aquellos que tienen salarios altos.
-Tiempo para calcular la mesada: el periodo actual de cotizaciones que se toma para conocer el valor de la pensión es de diez años, y este se compara con el promedio de toda la vida. Lo que más le convenga al trabajador será lo adjudicado, dinámica conocida como principio de favorabilidad. En mi opinión, ya no se tomarán los diez últimos años, como se hace actualmente, sino, obligatoriamente, se ampliará a un periodo de entre 15 y 20 años, como ocurre en muchos países del mundo. Este cambio significa una reducción de la pensión: al ampliar el lapso de tiempo de los ingresos bases de cotización, disminuirá el promedio de aportes, por consiguiente la mesada.
-Aumento de edades: es importante que la sociedad colombiana sea consciente de que en nuestro país tenemos las edades más bajas de pensión del mundo. Dicho de otra forma, tarde o temprano se deberá aumentar la edad de retiro en Colombia, lo que se explica por el acelerado aumento del envejecimiento, y la imposibilidad de los Estados de pagar mesadas por periodos tan largos de tiempo. Pero en el corto plazo, no considero adecuado que se aumenten las edades de pensión, hasta tanto no haya una política de generación de empleo para todas las etapas de la vida, en la cual sea viable para un individuo, que supere los 50 años de edad, tener un trabajo estable que le permita cotizar hasta la época de retiro.
-Nuevo régimen de transición: cuando hay reformas pensionales en el mundo, usualmente se crean periodos de tiempo en los que se conservan las condiciones anteriores a dicha reforma, coyuntura conocida como régimen de transición. Soy un convencido de que en una reforma de esta dimensión debe existir un nuevo régimen de transición, es decir, que a quienes les falten alrededor de 15 años para acceder a la pensión (hoy mujeres de 42 y hombres de 47), se les mantengan las condiciones actuales.
-Regímenes exceptuados: es esencial eliminar los excesivos privilegios de los regímenes especiales, como los que tienen los congresistas y magistrados. En ninguna parte del mundo se observa tanta desproporción, con mesadas hasta de 28 millones de pesos mensuales. Es un acto de responsabilidad con nuestros hijos y nietos construir y dejar para ellos un sistema de pensiones que pueda perdurar. Es inadmisible que tengamos los viejos más pobres de todo el continente (BID abril del 2015) y, además, detentemos los excesos pensionales más altos del mundo.
-Ingreso para la vejez de los más pobres: la cobertura del 30 de nuestro sistema pensional nos obliga, como sociedad, a pensar en acciones novedosas y ágiles para incrementar la cantidad de personas que reciben algún ingreso en su edad adulta. El Estado ha empezado a generar actividades como los programas de ‘Colombia Mayor’ y los ‘Beneficios Económicos Periódicos’ (Beps), en los que se observa una dinámica interesante de nuevos trabajadores informales que empiezan a ahorrar, y al cumplir las condiciones, accederán a los subsidios del Estado. En mi opinión, es positiva la contribución de Colpensiones a dicho objetivo.
-Cultura del ahorro: es fundamental que creemos conciencia del ahorro en nuestros niños y jóvenes, y en esa dirección el Ministerio de Educación puede contribuir sustancialmente, diseñando cátedras destinadas a enseñar el poder del ahorro, cambiando la mentalidad de consumo actual por consumo futuro. Si no hay ahorro en los jóvenes trabajadores, sus condiciones de vida en la vejez tienen alta probabilidad de ser precarias.
La esencia de todo lo anterior está en la convicción de cada uno, de pensar en el futuro y actuar para construir un mejor panorama pensional.
Marcelo Duque Ospina
Director y fundador de Cómo me Pensiono