Después de varios años de tener precios altos del petróleo, estos se cayeron a menos de la mitad desde junio del año pasado. No es la primera vez que sucede, ni es tampoco la más pronunciada, pero sí ha generado un impacto muy fuerte en la economía nacional. Para la toma decisiones de política pública son preocupantes las incertidumbres sobre el futuro del mercado, que están poniendo a prueba las proyecciones de los expertos mundiales.
Lo que ha generado la caída de los precios es la sobreoferta mundial, originada, principalmente, por el crecimiento de la producción de hidrocarburos no convencionales en Estados Unidos. Ante dicha sobreoferta, Arabia Saudita decidió abandonar su papel tradicional de ‘regulador’ o balanceador del precio, no recortó su producción, permitió que el precio se cayera, con la clara intención de que los campos petroleros con altos costos tuviesen que parar su producción y así mantener participación en el mercado petrolero. En primera línea, deberían parar producción los campos de yacimientos no convencionales en Estados Unidos y operaciones como las marinas, cuyos costos de producción son muy altos y necesitan precios elevados.
Las proyecciones de la Agencia Internacional de Energía son de 60 dólares por barril al finalizar el presente año, con promedio anual de 55 dólares por barril. De hecho, los presidentes de las más grandes multinacionales petroleras, reunidos hace un par de semanas en la conferencia anual del Cera, en Houston, coincidieron en señalar que la industria petrolera debe ajustarse a este escenario de precios bajos que durará 2 o 3 años más. No ven caídas abruptas en la producción y tienen presente el escenario de baja demanda que surge de la ‘nueva mediocridad’ en la economía mundial que recientemente alertara la Directora del FMI. Se afirma que los petroleros abandonaron su estrategia de perseguir barriles nuevos por el de buscar mayor productividad y eficiencia.
Terminando abril, la sobreoferta se mantuvo, a pesar de que, después de largos meses de espera, empezaron a registrarse disminuciones marginales en la producción de shales. Esto muestra la resilencia que tienen los productores en Estados Unidos: han disminuido sus costos, mantienen financiación para sus operaciones y están a la espera de que la demanda reaccione.
De hecho, ha sido interesante que los productores de shale hayan mantenido estos altos niveles de producción, porque el número de taladros contratados en Estados Unidos se bajó a la mitad. Ahora, a pesar de que la acumulación de inventarios de crudo es la más alta en 80 años en Estados Unidos, está debilitándose su ritmo de crecimiento. Es grande el lobby que está haciendo la industria para que se levante la prohibición de exportación que rige en Estados Unidos. Mientras tanto, las economías de los países importadores se están beneficiando parcialmente de la reducción en el costo de este energético. La trepada del dólar se ha llevado parte del beneficio en la factura energética.
Pero, con sobreoferta de crudo y crecimiento mediocre de la demanda, sorprende la empinada pendiente alcista de las cotizaciones del WTI y el Brent. El precio ha subido más del 30 por ciento desde su punto más bajo este año. Pareciera que los agentes en el mercado están adelantándose a las cifras actuales y ven una caída fuerte en la producción petrolera, impulsada también por eventuales problemas en el suministro que surjan del conflicto en Yemen.
Debo resaltar que, mientras los presidentes de la petroleras manifestaban que el escenario de precios bajos es para varios años, al otro lado del Atlántico los directores de los hedge funds, banqueros y grandes especuladores reunidos en Lausana, en una conferencia del FT de Londres, le apostaban a que el precio había tocado piso y a que la oferta de crudo caerá rápidamente.
Así que, mientras petroleros y agencias internacionales son prudentes en sus proyecciones de precios y avizoran subidas, pero graduales en el tiempo, el mercado está al alza con vigor inusitado. En Cinmipetrol –entre el 13 y el 15 de mayo, en Cartagena– tendremos a destacadas personalidades nacionales e internacionales que nos harán sus análisis para entender mejor qué está pasando en el mercado, así como cuáles son las diferentes alternativas para atender los retos que implica el escenario de precios bajos.
Ojalá para nuestro país el precio se recupere rápidamente, pero debo señalar que, en todo caso, este no volverá a los 100 dólares el barril, y que en Colombia es muy costoso operar para las petroleras. No en vano la Asociación Colombiana del Petróleo ha informado la caída estrepitosa en las inversiones y operaciones E&P en el país, iniciando el invierno en los Llanos que no permitirá entrar taladros ni cuadrillas.
Hay que actuar con prontitud y determinación para mantener el aporte positivo del sector al desarrollo nacional.
Alejandro Martínez Villegas
Exviceministro de Minas y Energía