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Análisis/La reunificación de Corea

La República surcoreana tiene una exitosa estrategia de cooperación internacional que busca implementar programas sociales y educativos en países históricamente aliados como Colombia, para reiterar su compromiso con temas de agenda como la salida dialogada y la integración.

Redacción Portafolio
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Redacción Portafolio

Uno de los más grandes sueños de Corea del Sur sirve de inspiración para una Colombia que busca la paz en medio de adversarios, incrédulos y pesimistas.

Como muchos sabrán, Japón invadió y ocupó Corea desde 1910 hasta 1945. Después de que el país nipón fuese derrotado en la Segunda Guerra Mundial, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) diseñó un plan para la administración de Corea. El paralelo 38, que divide la península, funcionaba para separar a Corea en dos zonas de administración: la Unión Soviética al norte y los Estados Unidos al sur. Las políticas de la Guerra Fría die-ron como resultado dos gobiernos diferentes.

En junio de 1950, Corea del Norte invadió Corea del Sur, lo que desata una guerra sin precedentes y a la cual Colombia decidió enviar un grupo de apoyo para la región surcoreana. Después de tres devastadores años de lucha, que involucraron a la República Popular China, la Unión Soviética y a las Naciones Unidas de parte de Estados Unidos, la guerra terminó con un acuerdo de alto al fuego y más o menos los mismos límites, aunque con una pequeña ganancia de terreno por parte de Corea del Sur. En todo caso, los dos países nunca firmaron un acuerdo de paz.

A pesar de ser dos entidades políticamente separadas, ambos gobiernos proclamaron como meta la eventual restauración de Corea como un único Estado. De hecho, una Corea unificada es un componente muy importante para la identidad nacional de la región sur. Lo anterior quiere decir, en otras palabras, que bien sea mediante el colapso de Corea del Norte o la gradual integración entre el Norte y el Sur, la reunificación es todavía un tema de intenso debate político e incluso conflictos para las partes interesadas, entre quienes están ambas Coreas, China, Japón, Rusia y Estados Unidos.

Hay que reconocer la efectiva política de comercio exterior de Corea del Sur para vincular diferentes países en este propósito y la capacidad para demostrar su voluntad de paz. En el marco de este objetivo, la república surcoreana tiene una exitosa estrategia de cooperación internacional que busca implementar importantes programas sociales y educativos en países históricamente aliados como Colombia, para reiterar su compromiso con temas de agenda como la salida dialogada y la integración.
Aunque algunos analistas políticos y ciudadanos coreanos pueden decir que el proceso de reunificación ya ha comenzado por el actual proceso de reconciliación y cooperación económica entre las dos Coreas, la realidad es otra si se tiene en cuenta que la Zona Desmilitarizada de Corea se mantiene altamente protegida y Corea del Norte sigue sin abandonar sus proyectos de armamentismo nuclear.

Uno de los hechos más recientes, en este sentido, fue la firma por parte de 150 periodistas de todo el mundo -durante la Cumbre Mundial de Periodismo en Seúl- de un mensaje de apoyo al desarme nuclear de Corea del Norte y la necesidad de consolidar la reunificación de Corea. De manera unánime, los comunicadores respaldaron la política de relaciones exteriores de Corea del Sur y reiteraron la importancia que la reunificación tiene para la paz de la región; así mismo, enviaron un llamado a la comunidad internacional para que se sumen a este propósito que constituye la base de la política internacional surcoreana.

EL CONTRASTE ENTRE LAS COREAS

Mientras desde la Zona Desmilitarizada, conocida como DMZ, se puede ver en la lejanía a una Corea del Norte misteriosa, oculta, enigmática, secreta, con altos niveles de subdesarrollo y dedicada fundamentalmente a la supervivencia a partir de la agricultura.

De este lado, en Corea del Sur, se percibe una economía que crece, abierta, competitiva y que dio el salto hacia el desarrollo. Una sociedad altamente disciplinada con uno de los sistemas educativos más avanzados del mundo, una industria tecnológica que alimenta el consumo de buena parte del planeta y un pueblo que -pese a los avances- mantiene el respeto por la historia y las tradiciones.

Ciudades surcoreanas como Seúl, Daego o Gwangju contrastan por su tecnología, arquitectura y desarrollo inmobiliario con el área urbana norcoreana de Pyongyang, donde a duras penas se levantan algunos edificios que acompañan las imponentes estatuas de los tres líderes de los últimos tiempos.

Hay mucho por aprender del eterno aliado de Colombia, Corea del Sur, un país que apenas ocupa un total de 99.000 kilómetros de área, lo que significa el puesto 108 en términos de superficie a nivel mundial, y una población de 49 millones de habitantes, pero que tiene clara la importancia de generar valor agregado a partir de lo que ellos mismos denominan la ‘economía creativa’ o la capacidad para transformar cada una de las materias primas que importan.

Por esa razón, hoy gozan de un PIB que ronda los 1,6 billones de dólares y un PIB per cápita de 34.776 dólares, pero que hasta hace algunos años no superaba de ninguna manera a nuestro país. La base de todo ha sido la educación, la solidaridad y un componente de identidad muy fuerte que se mantiene en el ciudadano. Sin duda, ese debe ser el camino a seguir para Colombia, teniendo en cuenta que, como Corea del Sur, sí es posible hacer las cosas bien y en poco tiempo

Juan Manuel Ramírez M.
Consultor privado


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