Es imposible minimizar el impacto que tiene el atentado asesino de un comando de las Farc contra el parque natural de la isla Gorgona, ocurrido en días pasados. Más allá de la lamentable muerte del teniente que encabezaba el destacamento policial, no hay duda de que la acción golpeará duramente al sector del turismo, en el cual hay tanta esperanza.
Y es que el efecto de lo ocurrido trasciende la decisión de Aviatur de salir de la zona, con el válido argumento de la fuerza mayor. Como consecuencia, cerca de una veintena de personas quedarán cesantes o deberán ser reubicados en otros sitios geográficos.
Pero el verdadero daño recae en una actividad que se había convertido en fuente importante de ingresos en un área en donde prima la ilegalidad. Justo antes de comenzar la temporada navideña, en la cual cifraban sus esperanzas desde quienes se dedican al transporte de personas hasta los que ofrecen servicios de alimentación, lo que viene son más y más cancelaciones.
Queda por verse si una de las réplicas de lo sucedido contagia a otras regiones. Al fin de cuentas el país ha logrado posicionarse en los circuitos internacionales, gracias a sus riquezas naturales que atraen a viajeros interesados en lo exótico y en la percepción de una mejora en la seguridad.
Esta última viene de sufrir un importante descalabro. Para cualquiera que desconozca nuestra geografía, las luces de alarma se han encendido, así quiera estar en el Caribe y no en el Pacífico. En un solo momento, años de trabajo de promoción quedaron en entredicho.
Debido a ello, la respuesta de las autoridades debe ser coordinada y efectiva. En lugar de recriminaciones y cuestionamientos, lo que los turistas esperan es que se les garantice un arribo, una estadía y un retorno seguro. Solo eso.
Ricardo Ávila Pinto
ricavi@portafolio.co
Twitter: @ravilapinto
