Los analistas no esperaban un salto en las importaciones como el registrado por el Dane en septiembre, cuando las compras de país tuvieron un incremento del 10 por ciento. Sin embargo, renglones específicos como combustibles y equipo de transporte aéreo fueron los principales causantes de lo sucedido.
En lo corrido del año, el acumulado muestra una disminución del 0,4 por ciento, atribuible sobre todo a manufacturas y alimentos. En el caso de los segundos, llama la atención el bajón de las adquisiciones de café, como consecuencia de la recuperación de la producción interna, al igual que de los lácteos.
De seguir las cosas como van en las mediciones más recientes, es probable que el total al final del año supere la marca histórica alcanzada en el 2012. No sucede lo mismo, en cambio, con las exportaciones, cuyo descenso se ve difícil de revertir, por cuenta de la reducción en los precios de los bienes primarios que vende Colombia.
Como consecuencia de esa situación, el saldo en la balanza comercial del país ha tenido un importante cambio. De un superávit de 2.970 millones de dólares el año pasado, se pasó a uno de 1.767 en los primeros nueve meses del 2013. Si bien un escenario de números en rojo todavía se ve lejano, el deterioro pone de presente la relativa fragilidad de la economía nacional, cuando las cotizaciones de las materias primas muestran una tendencia a la baja.
Por otro lado, el comportamiento de los diferentes mercados, donde el país hace sus compras, refleja las particularidades de cada uno. Las importaciones de Estados Unidos subieron, debido a los rubros de navegación aérea y combustibles, mientras que las de México cayeron, por cuenta de los vehículos. Pero en general el mensaje es que el apetito por los productos de afuera, continúa.
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