Una visión particularmente positiva sobre el desempeño del país es la que tiene el Fondo Monetario Internacional. Así se desprende de lo dicho por la entidad multilateral el viernes pasado, cuando dio a conocer el resultado de su examen anual sobre Colombia.
De acuerdo con el FMI, no sólo la economía nacional tuvo un buen desempeño durante la crisis global del 2009, sino que las perspectivas para el presente año son destacables.
Para comenzar, el Producto Interno Bruto debería crecer en cerca de 5 por ciento, gracias a la fortaleza de la demanda doméstica y los buenos precios de los bienes primarios que se exportan.
A su vez, la inflación apunta a mantenerse en el rango medio de la meta fijada por el Banco de la República, es decir, en cercanías del 3 por ciento. En lo que tiene que ver con el déficit en la cuenta corriente de la bonanza de pagos que preocupa tanto a algunos, el organismo cree que disminuirá, mientras que la llegada de capitales del exterior hará ese saldo en rojo totalmente manejable. En resumen, las perspectivas son muy alentadoras y el mensaje sobre la solidez relativa del país es contundente.
Sin embargo, tal como es usual en estos casos, hay ciertas advertencias que vale la pena tener en cuenta.
Por ejemplo, el FMI dice que hay presiones en favor de una mayor apreciación del peso, debido a la llegada de fondos foráneos, que se destinan en una proporción creciente a inversiones en papeles.
Por otra parte, los principales desafíos señalados son los de impedir un sobre- calentamiento de la economía, al tiempo que se debe mejorar el recaudo de impuestos y bajar el desempleo y la informalidad laboral.
Con respecto al primero, el Fondo dice que va siendo hora de que el gasto público empiece a moderarse.
De lo contrario, las presiones en favor de la revaluación subirán y pueden presentarse brotes inflacionarios. Incluso si este año los ingresos del fisco superan las metas fijadas, la postura del organismo es que hay que ahorrar el excedente.
Por último, hay un consejo en materia de empleo, que tiene poca viabilidad política. El FMI sostiene que las contribuciones parafiscales son altas, al igual que el salario mínimo, con lo cual crear puestos de trabajo formales será difícil, a menos que esas rigideces sean flexibilizadas.