La semana pasada el Banco de la República dio a conocer las cifras de la balanza de pagos con cierre al primer semestre del 2013, las cuales sintetizan las relaciones económicas de Colombia con el exterior. En la fotografía aparecen varios detalles interesantes, relacionados, sobre todo, con los movimientos de capital en uno y otro sentido, que ameritan más de un comentario.
Según el Emisor, la llegada de recursos foráneos ascendió a 15.798 millones de dólares, lo que representa un salto del 66 por ciento, que no deja de ser sorprendente a la luz de las circunstancias internacionales. Las estadísticas disponibles sugieren que América Latina ha perdido lustre, pero el país parece ser la excepción a esa norma.
La cifra citada es consecuencia del aceptable desempeño de la Inversión Extranjera Directa que sumó 8.283 millones de dólares, 5 por ciento más que en igual periodo del año pasado. De ese total, 59 por ciento se concentró en los sectores de petróleo y minería, seguidos por los de industria, transporte y comercio.
Más determinante aún fue lo sucedido con los recursos de portafolio, alentados por la mejora en las condiciones tributarias, después de la reforma de finales del 2012. En este caso, el saldo creció 86 por ciento hasta 4.928 millones de dólares, alentado por la compra de papeles del sector público (incremento del 325 por ciento) y del sector privado (62 por ciento más), especialmente en bonos de largo plazo.
Por su parte, los préstamos y otros créditos externos tuvieron un repunte neto de 3.602 millones de dólares, atribuibles en su totalidad a las empresas. Las obligaciones de corto término subieron 2.363 millones de dólares y las de largo en 1.825 millones.
Al mismo tiempo, el flujo de recursos en el sentido contrario también registró cambios notorios. Por ejemplo, la inversión directa de compañías colombianas en el exterior saltó un 193 por ciento, hasta 1.445 millones de dólares. También se destacaron las inversiones de portafolio que aumentaron en 69 por ciento, alcanzando los 2.739 millones de dólares.
Todo lo anterior abre más de un interrogante, si la realidad global cambia de forma radical pronto, por cuenta de una menor liquidez y tasas de interés más altas. En particular, hay ciertos riesgos de volatilidad que acompañan algunos capitales, lo que exige una labor de monitoreo de las autoridades.
ricavi@portafolio.co
Twitter: @ravilapinto