Dependiendo del cristal que se utilice, la situación de la industria en Colombia es regular o buena. Así quedó en evidencia ayer cuando fueron publicados sendos reportes que apuntan en la misma dirección, pero no con iguales cifras.
Así, una cosa es la que dice el Dane con su Muestra Mensual Manufacturera y otra la que afirma la Andi, que realiza la Encuesta de Opinión Industrial Conjunta.
De acuerdo con la primera, el crecimiento del ramo fue del 3,9 por ciento en julio, con lo cual el acumulado en lo que va del año asciende a 4,4 por ciento. Ese dato sería inferior al ritmo general de la economía, calculado en más del 5 por ciento.
Sin embargo, el segundo sondeo señala que el incremento llega a 5,3 por ciento, la cual es una velocidad mucho más saludable, superior inclusive a la del Producto Interno Bruto.
Bajo esta óptica, no habría motivos particulares de alarma, a pesar de que el comercio avanza mucho más rápido, con una llamativa mejora del 13,8 por ciento entre enero y julio.
¿Cuál es la diferencia? Aparte de temas metodológicos a la hora de recoger la información, el trabajo del Dane se hace sobre un universo más amplio, pues no sólo cubre a las grandes compañías, sino también a empresas de menor tamaño que, presumiblemente, han salido más afectadas por la competencia de las importaciones o el cierre del mercado venezolano para los productos nacionales con alto valor agregado.
Sea como sea, esa disparidad deja en claro que las fotografías son distintas y, por lo tanto, es imposible consolarse solamente con una. En cambio, es mejor adoptar una actitud prudente y concluir que la industria necesita más atención que la recibida hasta ahora.