Para buena parte del planeta pasó desapercibida una reunión que antes daba pie para titulares de primera página. Se trató de la séptima cumbre de mandatarios que integran el club de países conocidos como Brics: Brasil, Rusia, India, China y Suráfrica.
El anfitrión en la presente ocasión fue Vladimir Putin, quien recibió la semana pasada a sus homólogos en la ciudad de Ufá, capital de la República de Baskortostán, al suroriente de Moscú. Otra vez hubo numerosas fotos y abundantes declaraciones, aparte de un comunicado conjunto de 43 páginas.
No obstante, la atención recibida fue mucho menor que en otras ocasiones. La asociación de naciones emergentes que había sido descrita como la que mandaría la parada en el planeta en muy poco tiempo, ahora despierta mucho menos entusiasmo.
La razón principal es que la mayoría de sus socios están en problemas, comenzando por el más grande en población. Es claro que China tiene algunas dificultades derivadas de un crecimiento que se desacelera y enfrenta dolores de cabeza inesperados, como la caída de sus bolsas.
Por su parte, Brasil no anda bien. El más reciente pronóstico del Fondo Monetario Internacional habla de una contracción económica del 1,5 por ciento este año, mientras que los escándalos de corrupción le han pasado su cuenta de cobro a la propia Dilma Roussseff cuya impopularidad es enorme.
En lo que atañe a los surafricanos, el parte es igualmente inquietante. El sector productivo nada que levanta cabeza, algo que se verá acentuado por la descolgada en los precios de los bienes primarios, especialmente en el segmento de la minería. Su presidente, Jacob Zuma, tampoco ha sido un modelo de probidad, en un país en donde abundan la pobreza y la desigualdad.
Y qué decir de Rusia, golpeada por las sanciones de occidente en respuesta a la anexión de Crimea y su papel en la guerra de Ucrania. Autoritario como pocos, Putin es el principal responsable de la recesión actual, así sus tácticas nacionalistas le hagan todavía popular.
En este balance, la única que se salva es India, que se ha beneficiado de las políticas del primer ministro Narendra Modi. Falta mucho por hacer, pero el segundo país más populoso de la tierra tiene cosas que mostrar. Más, por cierto, que los Brics, cuyos planes grandiosos aún no se convierten en realidad.
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