La razón es que si bien habían ocurrido acercamientos con el grupo guerrillero en el pasado, no se había logrado el reconocimiento oficial de esos contactos.
Ahora existe la posibilidad de “acordar una agenda y el diseño del proceso que haga viable el fin del conflicto, y la construcción de la paz estable y duradera para Colombia”, de acuerdo con las palabras expresadas por las partes. Falta, por supuesto, pasar a una etapa distinta en un futuro cercano, pero la noticia fue suficiente a la hora de generar expresiones de apoyo.
Aunque con una fortaleza muy inferior a la de las Farc, en términos de combatientes activos y presencia en el país, el ELN es un grupo que no pasa inadvertido. Sus ataques en contra de la infraestructura energética y el hecho de que buena parte de sus integrantes operen en la frontera con Venezuela le dan una importancia y unas características muy particulares.
Por otro lado, la dirigencia del movimiento ha tendido en el pasado a enviar señales contradictorias. En tal sentido, más de un analista reaccionó ayer pidiendo cabeza fría, pues aun falta un largo camino por recorrer.
Dentro de los asuntos complejos a ser resueltos es cómo sincronizar las conversaciones que se hagan con las que tienen lugar en La Habana y que involucran a las Farc.
Aparte de lo anterior, hay que agregar la incógnita electoral que será resuelta el próximo domingo.
Dependiendo de quien triunfe en las elecciones será posible determinar si el ambiente es propicio para una negociación o si el panorama de la paz se oscurece.