Una preocupación mayúscula es la que comparten los analistas económicos por cuenta del repunte de la inflación en la parte final del año. La razón es que las secuelas de la ola invernal que azota a Colombia incluyen no sólo a cientos de miles de damnificados, sino también la elevación de precios de los alimentos, en contra de las tendencias usuales de la temporada.
Y es que las inundaciones, los cierres parciales de vías y la pérdida de cosechas han incidido en los artículos de primera necesidad. Así quedó demostrado en noviembre, cuando la canasta familiar tuvo un incremento de 0,19 por ciento que contrasta con el -0,07 registrado 12 meses atrás. Debido a ello, el acumulado del año ascendió a 2,51 por ciento, una cifra que es muy inferior a la de los promedios históricos, pero que sugiere un importante cambio de tendencia.
Como si eso no fuera suficiente, diciembre no pinta mucho mejor. Si bien es probable que las lluvias disminuyan su intensidad, buena parte de los daños están hechos. De tal manera, el abastecimiento de ciertas hortalizas y otros productos de primera necesidad puede encontrar tropiezos que acaben golpeando el bolsillo de los consumidores.
Aparte de lo anterior, hay que recordar que a comienzos del presente mes tuvo lugar un importante reajuste en los combustibles, lo cual también incidirá sobre la carestía. La experiencia de otros años sugiere que los costos de transporte tendrán una revisión que puede superar el medio punto porcentual.
Debido a lo anterior, las apuestas hablan de un avance de la inflación en diciembre. Correval, por ejemplo, proyecta un resultado de 0,3 por ciento, con lo cual el acumulado del 2010 quedaría en 2,81 por ciento. Ese dato no es alarmante, pero le pone un piso a la discusión del salario mínimo y a los incrementos de los sueldos estatales, los cuales habrían sido menores de no haber sido por el fenómeno de ‘La Niña’.