Al tiempo con el inicio del año, regresan también las proyecciones de las entidades multilaterales con respecto a la marcha de la economía global. Así lo viene de hacer el Banco Mundial, que ayer dio a conocer sus más recientes pronósticos, con miras al 2014 y los años siguientes en el calendario.
Según el organismo multilateral, el Producto Interno Bruto del planeta registrará una expansión del 3,2 por ciento en el presente ejercicio, seguida por un incremento del 3,4 y 3,5 por ciento en el 2015 y el 2016, respectivamente. En todos los casos, la apuesta es más alta que la hecha en junio pasado.
La razón de la mejoría se basa en la mayor dinámica, tanto en los países de ingresos altos, como en las economías emergentes. En el caso de los primeros, el escenario más catastrófico ha quedado atrás y la expectativa es que Estados Unidos muestre un renovado vigor, con tasas de aumento del PIB cercanas al 3 por ciento anual.
Por su parte, Europa debería dejar atrás la recesión, con el retorno a cifras positivas. No obstante, estas seguirán siendo bajas, por lo cual difícilmente será dada de alta, tras un lustro de crisis.
A su vez, las naciones en desarrollo llegarían a una velocidad de crucero superior al 5 por ciento anual que, en todo caso, estará por debajo de la registrada antes de que estallara la debacle financiera internacional en el 2008. Para quienes deseen ver el vaso medio lleno, vale la pena señalar que dicho ritmo sería muy superior al observado en las décadas de los ochentas y noventas.
Aún así, hay dos factores de incertidumbre grandes. Uno tiene que ver con el precio de los productos básicos, que tienden a disminuir y otro es el de las tasas de interés, que deberían subir. Ambos agregados serán determinantes en el resultado final.
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