No hay duda de que el tema que más ha ocupado titulares en la prensa especializada a lo largo de las últimas semanas, ha sido la descolgada en los precios del petróleo, que llegaron a franquear la barrera de los 45 dólares el barril esta semana. Sin embargo, es claro que el clima bajista afecta a la mayoría de los bienes primarios.
Así lo viene de confirmar lo ocurrido con el cobre, que este miércoles experimentó un nuevo tropezón en los mercados internacionales. La perspectiva de un crecimiento mediocre en China debería afectar la demanda del metal, ante lo cual las cotizaciones han descendido casi 17 por ciento en lo que va del 2015.
Lejanos están los días en los que el elemento que tiene el número 29 en la tabla periódica superó los 4,6 dólares por libra, algo que ocurrió hace unos cuatro años. Ahora, las negociaciones se hacen en cercanías de los 2,5 dólares por libra, el punto más bajo desde las épocas aciagas del 2009.
Semejante realidad es un dolor de cabeza para los grandes exportadores de cobre, como es el caso de Chile y Perú. La caída registrada se sentirá tanto en las ventas externas como en los ingresos fiscales de las dos economías que habían tenido el mejor desempeño en América Latina, en lo que va del siglo, y que ahora han perdido algo de lustre.
No obstante, los expertos señalan que los descensos son generalizados y golpearán a un grupo amplio de naciones, entre las cuales se encuentra el nombre de Colombia. Según el índice de precios de materias primas que construye la agencia de noticias Bloomberg, el retroceso es tan significativo que hay que devolverse hasta el 2002 para encontrar una situación similar, pues no solo los insumos energéticos han caído, sino también los alimentos y los metales. Y todavía no hemos tocado fondo.
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