La reunión de la junta directiva del Banco de la República, prevista para hoy, parece no haber desvelado a los analistas. A pesar de que se trata de la última cita del año, pocos esperan que se defina una variación en el curso fijado en los últimos meses.
En concreto, ello quiere decir que el Emisor dejaría quieta la tasa de interés que les cobra a los intermediarios financieros por darles liquidez. Más allá de unas cuantas voces que piden decisiones, parecería que todo se inclina en favor de la estabilidad.
La razón principal es la gran volatilidad que existe en mercados clave como el bursátil o el cambiario.
Para citar un caso, tras el fuerte salto que experimentó el dólar, en días recientes la divisa ha experimentado una notable descolgada.
Más allá de las razones que pueden justificar los vaivenes, la verdad es que hasta que los vientos cruzados no dejen de soplar, resulta imposible definir un escenario probable. Sin ir más lejos, el Banco de la Reserva Federal de Estados Unidos usó ese argumento hace un par de días para indicar que piensa quedarse quieto durante varios meses.
Lo anterior no quiere decir que ciertos indicadores dejen de llamar la atención. El ritmo inflacionario se ha acelerado recientemente y ello podría justificar que se apreten las clavijas. No obstante, el río está revuelto y hasta que no se aclare es preferible no agitar las aguas.
En consecuencia, habrá que esperar hasta enero a ver si el panorama se despeja. De lo contrario, se corre el peligro de tomar decisiones equivocadas.
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