Es entendible el entusiasmo del Gobierno al reaccionar a la noticia entregada por el Dane, según la cual la tasa de desempleo a nivel nacional volvió a ser de un dígito, en agosto, al caer hasta el 9,7 por ciento.
Esta cifra es la más baja para dicho mes, en lo que va del siglo, y completa una seguidilla de dos años de disminuciones sucesivas en ese indicador, a lo largo de la administración Santos.
De acuerdo con la entidad, el total de personas ocupadas llegó a 20,8 millones, un alza de 913.000 frente a igual periodo del 2011.
Bajo ese parámetro, la economía nacional sigue creando puestos a buen ritmo, un logro aún más destacable cuando se observa que la tasa de participación, que mide la proporción de la fuerza laboral dentro de la población en edad de trabajar, creció en más de un punto y medio porcentual.
No obstante, la fotografía es menos favorable cuando se mira lo sucedido en las 13 áreas metropolitanas más grandes. Y es que en las principales ciudades el desempleo aumentó en una décima de punto hasta el 10,5 por ciento.
Al mismo tiempo, mientras el incremento en el número de ocupados fue de un saludable 4,8 por ciento, el de los desocupados ascendió al 5,6 por ciento.
En este caso, buena parte de la responsabilidad también le corresponde a la tasa de participación, que experimentó un salto de dos puntos porcentuales.
Pero aun así, el panorama es menos tranquilizador, pues lleva a pensar que la desaceleración que ha afectado a ramos como la industria y el comercio puede tener incidencia en la generación de más empleos.
Especialmente inquietante es el caso de Bogotá, en donde se nota una clara tendencia al alza en la desocupación, que ya va en el 9,6 por ciento para el trimestre junio-agosto. Son muchas las hipótesis que se tejen sobre lo que ocurre en el Distrito Capital, pero la que más se esgrime tiene que ver con los problemas en la construcción, cuya actividad ha disminuido por cuenta de factores como las trabas para garantizar el servicio de agua y alcantarillado en diferentes proyectos de vivienda.
Si a ese caso se le suman los de Barranquilla, Bucaramanga, Cúcuta y Medellín –que sigue en el 12,5 por ciento–, hay motivos para preguntarse si las bajas en el desempleo van a seguir.
Y si las autoridades van a reaccionar a tiempo para que la tasa siga en un dígito durante muchos meses más.