Nunca antes en la historia de Colombia las importaciones habían llegado a un punto tan alto como el alcanzado en el 2014, cuando las compras del país ascendieron a 64.029 millones de dólares, casi 8 por ciento más que en el año inmediatamente anterior. El mayor apetito por manufacturas, combustibles y alimentos fue el causante del notorio incremento.
El alza fue todavía más llamativa, debido a que las exportaciones experimentaron una contracción, de la mano del descenso en los precios de las materias primas. Esa combinación de adquirir más y vender menos tuvo un innegable efecto sobre la balanza comercial.
El cambio de signo es notorio. De un superávit de 2.203 millones de dólares en el 2014, se pasó a un déficit de 6.293 millones. La variación casi alcanzó los 8.500 millones de dólares, un monto que equivale a más de dos puntos porcentuales del Producto Interno Bruto, algo que no dejará de ser notado por los analistas.
Quien quiera encontrarle una explicación al alza reciente del dólar frente al peso, debe examinar el saldo mencionado. El desbalance es tal, que cualquier persona que esté en el mercado de divisas toma nota de manera inmediata.
Ahora, la pregunta es si en el 2015 tendrá lugar un ajuste importante. La respuesta debería ser sí. De un lado, las importaciones de gasolina y otros derivados de los hidrocarburos deberían bajar, tan pronto entre en operación la refinería de Ecopetrol.
Pero más contundente será el impacto de la realidad. Así pasó en el 2009 cuando la crisis financiera internacional golpeó con fuerza y las compras externas del país bajaron 17 por ciento. Con un ajuste de esa magnitud, las perspectivas de la balanza comercial pueden ser menos graves de lo que ahora se ve.
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