Puede ser que la cotización del barril de petróleo se encuentre lejos de los niveles de hace un año, pero eso no quiere decir que los hidrocarburos hayan dejado de ser importantes para la economía colombiana. Por ello, hay que prestarle atención al comunicado que expidió el Ministerio de Minas el viernes en la noche sobre las reservas con que cuenta el país.
De acuerdo con la entidad, en el caso del crudo contamos con 2.308 millones de barriles al finalizar el 2014, un dato inferior a los 2.445 millones del 2013. Al ritmo de producción actual, perderíamos la autosuficiencia dentro de 6,4 años, lo cual quiere decir que habría que recurrir a importaciones para atender la demanda interna.
En lo que atañe al gas, el panorama es un poco mejor. El reporte oficial habla de 5,9 tera pies cúbicos, una cantidad que alcanzaría para 13,2 años, si no se presentan nuevos descubrimientos.
En ambos casos, las cantidades mencionadas son bajas y dejan en evidencia una notable fragilidad que ahora es mayor que antes. Es verdad que desde el 2007 se han adicionado unos 3.000 millones de barriles de petróleo, lo que demuestra que el sector no se ha quedado de brazos cruzados, pero también es cierto que nos hemos gastado más de lo que se ha encontrado.
Por lo tanto, no queda otro remedio que aumentar las reservas para evitar riesgos que le traerían a Colombia grandes dolores de cabeza. El problema es que la actividad exploratoria se ha desplomado en lo que va del 2015, debido a una combinación de factores entre los que se encuentran el escenario de precios, que ha obligado a recortar planes de inversión, las dificultades operativas, el terrorismo y la aparición de oportunidades, como el caso de México.
En respuesta a esa situación, el Gobierno mejoró las condiciones del sector a través de una serie de medidas. Falta ver, sin embargo, si los antídotos aplicados sirven para cambiar una tendencia que no puede calificarse sino de preocupante. Tal como alguien que se gasta el dinero que tiene en su cuenta de ahorros, aquí debería sonar una señal de alarma que solo se puede apagar cuando lo que se reponga sea más de lo que se retira.
Hasta entonces, se requiere un mayor nivel de seguimiento. De lo contrario, nos exponemos a un serio deterioro que tendría efectos negativos sobre toda la economía colombiana.
Ricardo Ávila Pinto
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@ravilapinto