E l repunte que tuvieron el viernes los mercados bursátiles se sintió con fuerza en todo el mundo, pero el mérito indudable fue de la Unión Europea.
Y es que así como el bloque comunitario ha sido el principal causante de más de un dolor de cabeza reciente, en la presente oportunidad trajo buenas noticias de forma inesperada.
Todo, por cuenta del acuerdo logrado en la madrugada del 29 de junio en Bruselas, en donde tras arduas horas de deliberaciones, los líderes del Viejo Continente llegaron a un consenso.
En pocas palabras, este refleja en mayor medida las aspiraciones de España e Italia, mientras Alemania mostró una flexibilidad que nadie veía posible.
En términos prácticos, el nuevo marco establece que las instituciones europeas podrán no solo capitalizar directamente los bancos comerciales que hoy se encuentran en problemas, sino comprar bonos públicos, con el fin de que las tasas de interés -que se dispararon en las semanas pasadas- regresen a niveles más razonables.
Gracias a esa determinación, el peligro de que se caiga la estantería en Europa disminuye sensiblemente.
Ante lo ocurrido, las acciones tuvieron un importante incremento. mientras que el euro se fortaleció y los márgenes de riesgo de la deuda disminuyeron. Puesto de otra manera, el peligro de una debacle quedó pospuesto.
¿Quiere decir lo anterior que ya todo está solucionado?
En absoluto. Todavía falta que, en especial, las naciones vecinas del Mar Mediterráneo logren equilibrar sus cuentas y sacar adelante los fuertes programas de austeridad que han sido adoptados.
No obstante, la probabilidad de que el ajuste tenga éxito es mucho mayor si está abierta la posibilidad de una transfusión de recursos, que puede llegar a ser de medio billón de euros.
Nadie garantiza que todo termine bien, pero la transfusión le da más tiempo al paciente para salir de cuidados intensivos.
Ricardo Ávila Pinto
ricavi@portafolio.co