Desde finales de julio pasado no se veía en Colombia una tasa representativa de mercado como la que rige para hoy: 2.825 pesos por dólar. En contra de las apuestas de los expertos, el billete verde ha descendido de forma notoria en semanas recientes, con lo cual la devaluación en lo que va corrido del 2015 alcanza 18 por ciento.
Los motivos detrás de la corrección anotada son varios. En la arena internacional es evidente que el nerviosismo con respecto a ciertos mercados emergentes está disminuyendo, lo cual se siente sobre la salida de capitales.
Adicionalmente, la demora del Banco de la Reserva Federal de Estados Unidos a la hora de subir las tasas de interés en dicha nación, hace menos atractivo sacar el dinero de esta parte del mundo, en donde las rentabilidades son más altas. Si bien el reajuste vendrá, quedó aplazado por lo menos hasta diciembre.
A lo anterior se unen las realidades locales. La senda alcista que volvieron a emprender los precios del petróleo mejora las perspectivas del sector exportador colombiano. Igualmente, todo indica que el país se ha venido ajustando sin demasiados traumatismos al choque externo, pues sigue creciendo, así lo haga a un menor ritmo.
No menos importantes son las decisiones del Banco de la República tomadas el viernes pasado. El apretón en la tasa de interés que el Emisor les cobra a los intermediarios financieros eventualmente hará más atractivas las inversiones en pesos.
Pero quizás más significativa es la voluntad de la entidad de intervenir en el mercado con ventas de hasta 500 millones de dólares, en momentos de gran volatilidad. Si bien la posibilidad de que el mecanismo se use es baja, el anuncio fue suficiente para calmar las aguas de la depreciación del peso.
Ricardo Ávila Pinto
@ravilapinto