El de ayer no fue un buen día para los precios del petróleo en los mercados internacionales. Tras varias semanas de respiro, otra vez las cotizaciones del crudo se fueron en picada, alimentando los pronósticos de quienes creen que la descolgada va a seguir.
¿Hasta cuándo? Eso sigue siendo objeto de debate. Lo cierto es que el barril de la variedad WTI se ubicó por debajo de los 44 dólares, mientras que el Brent está en cercanías de los 54. En el primero de los casos, se trata del nivel más bajo en seis años, mientras que en el segundo, todavía queda un colchón.
No obstante, pocos creen que dure. El motivo es que, más allá del desplome observado, la producción mantiene su ritmo creciente. Así lo confirmó, en lo que atañe a Estados Unidos, un reporte del Banco de la Reserva Federal, según el cual el volumen extraído en febrero superó en 14 por ciento el registrado en igual mes del 2014.
Y en otras latitudes, ocurre algo similar. Aparte de la incógnita que constituyen Irán y Libia, todo sugiere que las naciones socias de la Opep no han cerrado la llave, así Venezuela o Nigeria sean amigas de un recorte. Como consecuencia, el exceso de oferta se mantiene y el gran cuello de botella actual es la falta de sitios para guardar los inventarios, que han alcanzado máximos históricos.
Es verdad que, en lo que tiene que ver con la producción estadounidense, también se observa que la actividad de perforación de nuevos pozos ha caído en picada. Dada la tasa de declinación de los yacimientos no convencionales, la esperanza es que pronto se vea cierto equilibrio en los mercados.
Pero, hasta que este no se compruebe, la volatilidad seguirá a la orden del día. Eso quiere decir que tendrán lugar muchos cambios de viento. Brisas que ahora soplan en contra de los precios altos.
ricavi@portafolio.co
@ravilapinto