Quien le dé una mirada a la evolución de los principales mercados de bienes primarios y monedas, podría concluir que después del sacudón ocasionado por la descolgada en el precio del petróleo, a comienzos de la semana, las cosas empiezan a calmarse un poco. Al fin de cuentas, la variedad WTI del crudo ha oscilado alrededor de 67 y la Brent de 70 dólares el barril.
No obstante, una mirada más profunda revela que el nerviosismo es la constante. Para comenzar, hay apuestas para todos los gustos, entre quienes se precian de saber lo que va a ocurrir en materia de hidrocarburos. El caso más extremo es el de algunos fondos de inversión que se la juegan con un petróleo de 40 dólares el barril.
Dada la incertidumbre, es fácil producir remezones en las bolsas. Por ejemplo, el pronunciamiento que hizo este jueves el presidente del Banco Central Europeo, el italiano Mario Draghi, sobre la evolución del Viejo Continente, afectó a las acciones que se negocian al otro lado del Atlántico y llegó a sentirse también en Wall Street.
Y lo que pase este viernes dependerá del reporte sobre el comportamiento del empleo en Estados Unidos. Si los datos son mejores que lo esperado, ello podría ser interpretado como el anticipo de un mayor vigor del consumo interno.
Pero más allá de lo que diga el informe, el mensaje es que no hay una tendencia definida a mediano plazo, pues el ciclo no va más allá de las 24 horas que dura un día. Habrá que esperar un tiempo más antes de que la situación se aclare, por lo cual quien no esté obligado a tomar decisiones debería esperar.
Algo similar se puede aplicar en Colombia. El dólar puede haber interrumpido brevemente su carrera alcista, pero nadie sabe con certeza a dónde se dirige, debido a los vientos cruzados.
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