En 1945, hace ya 70 años, los japoneses abandonaron Singapur, luego de perder la Segunda Guerra Mundial. Los bombardeos la dejaron completamente devastada.
Hoy, ese país es uno de los mayores éxitos económicos en el mundo y ejemplo de cambio. Su ingreso per cápita es de 82 mil dólares anuales, 14 veces mayor que el PIB per cápita de Colombia.
En Chile, hace 27 años, un plebiscito impidió que el general Pinochet continuara en el poder y con ello se terminara la dictadura militar. En 1990 comenzó un periodo de 20 años de gobiernos de la Concertación que tuvo como fin lograr la reconciliación nacional.
Hoy Chile tiene un ingreso per cápita de 14.911 dólares y está cerca de ser la primera nación desarrollada de América Latina.
Estas naciones al igual que Colombia, vivieron periodos intensos de conflicto, pero luego decidieron volcar sus esfuerzos hacia consensos sobre el desarrollo de sus países, invirtiendo en lo que consideraron más importante: el capital humano.
Producto de dicha inversión, Singapur fue el país que obtuvo el primer puesto en las últimas pruebas PISA con 573 puntos y Chile fue el mejor de América Latina con 423.
Los colombianos hoy estamos a punto de vivir un cambio en nuestra historia, con el logro de la paz. Superar las divisiones internas que se han traducido en una trampa para la transformación y en el cultivo de la desigualdad económica y de oportunidades.
Es el momento para que la educación sea el motor de este cambio generador de igualdad de oportunidades y de riqueza.
Está comprobado que el aumento en la calidad de la educación incide en el crecimiento económico de un país.
Estudios de la Universidad de Stanford señalan que un movimiento de una desviación estándar, en las pruebas estandarizadas, produce en el mediano plazo un incremento de un punto en el PIB de un país.
En Colombia ninguna inversión resulta más rentable que la educación. Por ejemplo, cada peso invertido en primaria, tiene una tasa de retorno del 20 por ciento, esta cifra no la tiene ningún otro sector.
Para cumplir este gran fin, el presidente Juan Manuel Santos decidió que por segundo año consecutivo el presupuesto de la educación fuera el más grande de toda la nación, por encima del de la guerra, y nos trazó metas ambiciosas para lograr que Colombia supere a Chile en el 2025.
Una de ellas es lograr la Jornada Única, es decir que todos los niños en Colombia tengan la oportunidad de estudiar 8 horas al día, en lugar de 5 o 6, que es lo que sucede actualmente en los colegios oficiales.
Para lograrlo iniciamos un plan de infraestructura para construir 30.000 aulas en lo que resta del cuatrienio. El equivalente a 1.500 colegios con una inversión de 4.5 billones de pesos, que nos permite cubrir el 60% del déficit total de aulas.
El talento humano de hoy, compite con el mundo y no sólo a nivel local. En los próximos diez años debemos consolidarlo. Por eso todos debemos sumarnos a los esfuerzos que se vienen realizando.
El presidente Juan Manuel Santos Calderón tomó la decisión de invertir en la educación como la ruta para la construcción de un nuevo país en paz. Lograr ser la más educada debe ser un propósito nacional, de alcaldes, gobernadores, el gobierno central y de cada uno de los colombianos.
Si bien hemos comenzado procesos importantes para este cambio, sólo se logrará en la medida en que se vuelva un propósito de la sociedad en su conjunto.
Gina Parody
Ministra de Educación