Sin grandes logros del país en la materia, el Consejo Privado de Competitividad (CPC) lanza, mañana 5 de noviembre, el noveno Informe Nacional de Competitividad.
Pasa el tiempo y, sin embargo, Colombia sigue sin consolidar un sólido avance competitividad. Si bien en el reciente Índice Global de Competitividad del Foro Económico Mundial, el país escaló cinco posiciones, ubicándose en el puesto 61 entre 140 países, esto se debió principalmente a la mejora en una de las más de 100 variables que recoge este índice, y no a un adelanto estructural en la materia.
Colombia sigue teniendo grandes rezagos en diferentes frentes. Por ejemplo, en cuanto a lo institucional se ubicó en el puesto 114 entre 140 países, en parte, debido a los evidentes problemas de la rama judicial y a los altos niveles de percepción de corrupción que persisten. En el pilar de salud y educación básica, ocupó el puesto 97, lo que se explica, en buena medida, por los desafíos en materia de cobertura y calidad, que siguen aquejando el sistema educativo.
En materia de infraestructura, el país apareció en la posición 84 entre 140 países. Pero, más allá de los atrasos en infraestructura física –que se espera se empiecen a corregir con la implementación de la agenda de 4G–, el rezago se debe a la necesidad de llevar a cabo una agenda para mejorar la competitividad logística del país y, en particular, la del sector de transporte de carga.
En el pilar de eficiencia del mercado de bienes, esencial para un país que busca la globalización, Colombia se ubicó en el puesto 108, debido, por un lado, a la falta de competitividad del sistema tributario y, por el otro, a la poca competencia y rivalidad, lo cual se ejemplifica en lo cerrada que continúa siendo la economía. El país se ubica en la posición 135 entre 140 países en lo concerniente a importaciones como porcentaje del PIB.
No es sorprendente, por tanto, que a pesar del sustancial incremento de la inversión como porcentaje del PIB en la última década, la productividad, medida como la productividad total de factores, haya permanecido estancada. Y aquí, quizás, recae la mayor preocupación y reto para mejorar la competitividad y, por lo tanto, el bienestar de los colombianos: la productividad es el principal determinante del crecimiento en el largo plazo.
De hecho, esta es la razón por la cual, el Consejo Privado de Competitividad ha venido insistiendo en la necesidad de conjugar una agenda de competitividad profunda con dos aristas: una horizontal y otra vertical. Una agenda horizontal que busque mejorar los fundamentales macro y microeconómicos que son transversales a todos los sectores de la economía. Y una agenda vertical –política de desarrollo productivo (PDP), o política industrial moderna– que aborde las distorsiones que limitan los procesos de sofisticación y diversificación del aparato productivo, como mecanismo para incrementar la productividad.
Precisamente, el Informe Nacional de Competitividad 2015-2016, que se lanzará mañana, en el club El Nogal de Bogotá, ahonda en la necesidad de profundizar y acelerar los esfuerzos transversales, al tiempo que se trabaja en una PDP integral.
El informe aborda 13 dimensiones de competitividad a través de los siguientes capítulos: educación; salud; pensiones; mercado laboral y formalización; ciencia, tecnología e innovación; desempeño logístico (infraestructura, transporte y logística); tecnologías de la información y las comunicaciones; financiación al emprendimiento en etapa temprana; sistema tributario; justicia; corrupción; energía, y política comercial.
Ahora bien, más allá de los temas planteados en el dicho informe, es importante recordar que la competitividad es local y se gesta desde lo local. En este sentido, es clave que los mandatarios recién electos incluyan agendas de competitividad profundas en el marco de sus nuevos planes de desarrollo. Como un insumo para esta tarea, el CPC y la Universidad del Rosario presentarán el próximo 17 de noviembre la tercera versión del Índice Departamental de Competitividad.
De otro lado, las mejoras en competitividad y productividad no son solo responsabilidad del Gobierno nacional o de los mandatarios locales. El sector privado tiene también un rol importante que desempeñar al interior de las empresas, identificando y actuando sobre las diferentes áreas en las que podría mejorar la productividad. De esta forma, contribuiría a mejorar sustancialmente la competitividad del país.
Como se desprende de lo anterior, los retos en materia de competitividad siguen siendo enormes. No obstante, resultan esperanzadoras las señales que envió el Presidente de la República, la semana pasada, en el marco de la Comisión Nacional de Competitividad, Ciencia, Tecnología e Innovación, al anunciar la expedición de las políticas de Desarrollo Productivo y de CTeI –las cuales contarán con recursos aprobados por el Confis–, sumados al fortalecimiento de las Comisiones Regionales de Competitividad y a una mayor coordinación y seguimiento de la agenda de competitividad en el marco del Sistema Nacional de Competitividad, CTeI. Estos son pasos en la dirección correcta, si realmente se quiere que Colombia avance hacia la visión de convertirse en el tercer país más competitivo de Latinoamérica.
Rosario Córdoba Garcés
Presidenta del Consejo Privado de Competitividad