Las cifras de la balanza de pagos del primer trimestre confirman nuestra expectativa de que el déficit de la cuenta corriente será mayor en 2015 que en 2014, pero que descenderá gradualmente con el transcurrir del año.
Esta dinámica contribuirá a una recuperación del peso colombiano en el segundo semestre, aunque la reciente escalada de la crisis griega generará más volatilidad y nuevas presiones de devaluación local en el muy corto plazo.
Desde hace años considerábamos que el déficit de la cuenta corriente era uno de los indicadores más frágiles de la economía, y especialmente vulnerable a la cotización del petróleo.
Por esta razón advertimos que una fuerte descolgada de los precios del crudo resultaría en una significativa ampliación del déficit de la cuenta corriente, impulsando a su vez una notable devaluación de la tasa de cambio.
Así que no debería sorprender que el déficit de la cuenta corriente y la tasa de cambio promedio en 2015 sean superiores a los registros del año pasado.
No obstante, hemos argumentado que la mayoría del impacto del desplome del petróleo se iba a sentir muy pronto, con un notable aumento del déficit de la cuenta corriente a finales de 2014 y comienzos de 2015, y luego bajaría gradualmente desde el segundo trimestre.
Es decir, esperamos que el déficit del segundo semestre sea menor que el del primero, reduciendo las presiones de devaluación asociadas a este factor.
La intuición es relativamente sencilla: si un aumento del déficit de la cuenta corriente vino acompañado de una subida del dólar, entonces una disminución del déficit traería correcciones a la baja en la divisa.
En efecto, luego de ascender todo el año pasado hasta un máximo de 6,3 mil millones en el cuarto trimestre, el déficit de la cuenta corriente BAJÓ a 5,1 mil millones en el primero del 2015. Lo anterior confirma nuestra expectativa de un descenso gradual del déficit trimestral en el transcurso del año.
¿A qué se debe este comportamiento que parece desafiar la intuición, dada el desplome del precio del petróleo? Hay dos rubros dentro de la cuenta corriente que merecen especial atención: la balanza comercial y la renta de la inversión extranjera directa.
Déficit comercial tocó techo
Primero, estimábamos que el desplome del petróleo se reflejaría inmediatamente en una fuerte caída de las exportaciones, debido a que representa la mitad del total, y en una devaluación de la tasa de cambio.
La desaceleración económica y el aumento del dólar afectarían las importaciones, pero gradualmente. En consecuencia, el déficit de la balanza comercial aumentaría fuertemente en los primeros meses del choque petrolero, pero luego comenzaría a corregir.
En efecto, mientras que las exportaciones de bienes cayeron 18,1% en el cuarto trimestre del 2014, las importaciones siguieron creciendo a una tasa de 9%, y el déficit comercial se deterioró a 3,4 mil millones de dólares, frente a los 0,7 mil millones del trimestre previo.
En el primer trimestre las exportaciones volvieron a retroceder 26% y las importaciones comenzaron a sentir los efectos de la devaluación y de la desaceleración económica, cayendo 4,3%. El déficit comercial paró de aumentar y se ubicó en 3,3 mil millones, similar al del trimestre previo.
Los datos mensuales muestran el deterioro acelerado del déficit comercial desde mediados del segundo semestre de 2014 hasta un máximo de 1,8 mil millones de dólares en enero; pero después descendió hasta alcanzar mil millones de dólares en abril, el más bajo en 7 meses.
En abril las exportaciones mermaron su tasa de contracción a 25,6%, desde la máxima reciente de 40% en enero, mientras que la de las importaciones se deterioró a 18,2%, la peor desde octubre del 2009.
Por esto, y considerando que el precio del petróleo repuntó en el segundo trimestre, esperamos que el déficit comercial en ese periodo sea inferior al del primero.
En los próximos meses esperamos que la tasa de contracción de las exportaciones se modere gradualmente e incluso podría repuntar hacia finales de 2015, ante nuestra expectativa de precio del Brent en 70 dólares por barril al cierre de año.
Por su parte, estimamos que la tasa de contracción de las importaciones aumentará frente a la del primer trimestre (tal como ocurrió en abril), pero especialmente a finales de año cuando debería comenzar la reapertura de la Refinería de Cartagena (Reficar). Las importaciones de petróleo refinado aumentaron desde el cierre de Reficar en marzo del 2014, así que deberían caer con su reapertura.
Menos renta de la inversión extranjera
Segundo, esperábamos que la crisis del sector minero-energético redujera la renta de las empresas que tienen inversión extranjera directa (IED) en Colombia (dividendos y reinversión de utilidades), puesto que la IED del sector representa la mitad del total en los últimos 10 años.
Estos pagos son flujos hacia el exterior y se contabilizan en la renta de los factores dentro de la cuenta corriente de la balanza de pagos; si disminuyen, el déficit de la cuenta corriente también se reduce.
En efecto, el pago neto al exterior por renta de la IED se desplomó a 0,7 mil millones de dólares en el primer trimestre, comparado con un promedio trimestral relativamente estable de 2,7 mil millones desde 2010. Esta es la principal cuenta que explica el menor déficit de la renta de los factores.
En el acumulado de 12 meses, el déficit de la renta de los factores cayó a 11,1 mil millones al cierre del primer trimestre, el más bajo desde 2010 e impulsado por la caída en la renta de la IED.
Ante la incertidumbre asociada al comportamiento de los precios del petróleo, esperamos que en lo que resta del año el déficit trimestral de la renta de los factores sea ligeramente inferior al ya bajo nivel del primer trimestre, contribuyendo a reducir el déficit de la cuenta corriente.
Andrés Pardo Amézquita
Director Ejecutivo de Investigaciones Económicas de Corficolombiana