A comienzos de septiembre, el Banco Central Europeo (BCE) anunció unas nuevas medidas de estímulo monetario y crediticio orientadas a reactivar la economía de la Eurozona.
Según lo advertimos, los programas de estímulo que se implementaron en junio no iban a ser suficientes y esperábamos medidas adicionales, especialmente considerando el deterioro de los indicadores de inflación y el debilitamiento de la actividad económica en los últimos meses.
En nuestra opinión, las decisiones de la semana pasada van en la dirección correcta, pero tampoco serán suficientes, razón por la cual esperamos el anuncio de un nuevo programa de relajamiento cuantitativo a finales de este año o comienzos del 2015.
El BCE recortó su tasa de referencia de 0,15 por ciento a 0,05 por ciento y la tasa a la que remunera los depósitos la volvió más negativa al bajarla de -0,1 por ciento a -0,2 por ciento. Sin embargo, lo más significativo fue el anuncio de dos programas de inyección de liquidez a través de la compra de títulos, en los que imprimirá nuevos euros que fluirán a los mercados mundiales.
En un programa adquirirá títulos respaldados por activos (conocidos como ABS por sus siglas en inglés para Asset-Backed Securities) y, en el otro, bonos cubiertos emitidos por bancos de la Eurozona.
El presidente del BCE, Mario Draghi, no dio una indicación del tamaño de estas compras, pero afirmó que, junto con las líneas de liquidez bancaria de largo plazo que se anunciaron en el paquete de estímulo de junio (conocidas como TLTROs por sus siglas en inglés para Targeted Long-Term Refinancing Operations), se pretende aumentar el balance del Banco hacia los niveles de comienzos del 2012.
En los primeros meses de ese año, su balance llegó a un máximo de 3,1 billones de euros, mientras que ahora asciende a 2 billones. Dado que las líneas de liquidez de largo plazo podrían ascender a 400 mil millones de euros, según explicó Draghi en junio, entonces las compras de títulos podrían superar los 500 mil millones.
Estos nuevos programas de compra de títulos son consistentes con la intención de facilitar el flujo de crédito al sector privado, el cual lleva dos años contrayéndose.
Los títulos respaldados por activos son titularizaciones que permiten que los bancos remuevan todo tipo de créditos (comerciales, de consumo e hipotecarios) de sus balances, puesto que los vuelve líquidos. En otras palabras, los bancos pueden vender o liquidar los créditos a un vehículo financiero, el cual emite títulos que serán respaldados por dichos créditos. Al venderlos, los bancos pueden disponer de más recursos para otorgar nuevos créditos.
El programa que anunció el BCE podría incentivar la realización de nuevas titularizaciones y a menor costo, pues ahora existirá un nuevo gran demandante de estos títulos que presionará al alza sus precios y bajará sus tasas de interés (las tasas se mueven inversamente al precio de los títulos).
Por su parte, los bonos cubiertos son parecidos a los títulos respaldados por activos, pero son emitidos directamente por los bancos de la Eurozona (no por un vehículo financiero) y sus flujos de pagos están respaldados o ‘cubiertos’ por créditos que no se remueven sino que permanecen en el balance de los bancos.
El nuevo programa del BCE también podría incentivar una mayor emisión de bonos cubiertos y a menores costos, lo que generaría más disponibilidad de crédito, ya que estos títulos sólo se pueden originar con su respaldo.
No obstante, somos escépticos ante la efectividad de estas medidas. Las dificultades que atraviesa la Eurozona requieren de unas inyecciones masivas de liquidez en corto tiempo, pero dudamos que esto se logre porque los mercados de títulos respaldados por activos y de bonos cubiertos en la Eurozona son relativamente pequeños y los volúmenes de negociación son muy bajos.
Hay 1 billón de euros en títulos respaldados por activos, pero no todos son elegibles para al programa del BCE puesto que sólo se comprarán los de alta calidad crediticia y muchos no está flotando en el mercado, sino en poder de fondos de inversión que los compraron sin intención de venderlos.
Además, las emisiones de estos títulos no son proporcionales al tamaño de las economías de la región, lo cual genera retos para la correcta transmisión de los estímulos hacia cada país. Es decir, economías que no necesitan tanto impulso podrían verse excesivamente favorecidas y viceversa. Por ejemplo, Holanda representa 26 por ciento del mercado de estos títulos, pero su economía solo corresponde al 6,3 por ciento de la Eurozona.
Por su lado, hay 1,5 billones de euros en bonos cubiertos, pero este mercado se está encogiendo y, la última vez que se llevó a cabo un programa de compras en el 2012, el BCE solo adquirió 16 mil millones antes de suspenderlo debido a la baja liquidez.
Según nuestras conversaciones con colegas en Europa, es muy difícil comprar más de 2 o 3 mil millones de euros de esta clase de títulos en un solo mes, así que no es claro cómo hará el BCE para adquirir más de 500 mil millones en un tiempo relativamente corto de uno a dos años.
Por lo anterior, creemos que estas medidas serán insuficientes y esperamos el anuncio de un programa de compra de activos líquidos a finales de este año o comienzos del 2015, lo cual implicará mayores inyecciones de liquidez global provenientes de la Eurozona.
Andrés Pardo Amézquita
Gerente de Investigaciones Económicas de Corficolombiana