Las Pymes (sin incluir microempresas) han duplicado su número en los últimos 10 años.
Este favorable indicador se dio gracias al logro de la estabilidad económica y un mayor reconocimiento social a la actividad empresarial, lo que ha hecho que el emprendimiento y la inversión se hayan mantenido en las mentes del país.
La existencia de un mercado como el venezolano motivó a muchos empresarios medianos y pequeños a exportar, muy valioso para la base empresarial del país a pesar de lo que después sucedería.
Con toda seguridad, están intentando vender a otros mercados y lo han logrado.
Pero un factor definitivo para este crecimiento fue la financiación. Con la crisis de 1999, las Pymes se convirtieron en un segmento atractivo para el crédito, y la cartera creció, al encontrar empresas con ganas de progresar y activos del saber hacer.
Sin embargo, las cifras de la Superintendencia de Sociedades muestran que la inversión de las Pymes pierde dinamismo.
Después de lograr crecimientos de los activos a tasas del 8% anual, desde 2008 la inversión de las pequeñas ha caído, y las medianas, aunque mantienen una tendencia positiva y favorable, evidencian una dinámica menor que la del 2007.
Las crisis de la economía afectan con uno o dos años de rezago a las Pymes.
Así sucedió en 1999 y nuevamente en el 2009, cuando si bien en este periodo no cayeron al mismo nivel que el resto de la economía, en los que siguieron, el 2000 y 2010, los resultados financieros fueron modestos para las Pymes.
En el 2011, la mediana se recupera con vigor y la pequeña reportó tasas positivas, pero discretas en las ventas. En consecuencia, los niveles de endeudamiento en las pequeñas se han reducido en seis puntos y su inversión ha caído.
El impulso por las Pymes, adquirido en esta década, no puede perderse. La consolidación patrimonial es el reto de las pequeñas empresas.
Para ello, requieren el capital de sus socios y ahorrar sus utilidades, pero también necesitan una mayor financiación de largo plazo que permita que la sostenibilidad de empresas con gran potencial no se vea amenazada por la falta de recursos para innovación y capital de trabajo.
El sistema de financiación a la innovación se ha fortalecido. Bancoldex concentra, en Innova, los recursos para este efecto, además de los tradicionales dirigidos a la exportación y las Pymes.
Las regalías asignadas en el 2012 a la ciencia y la tecnología corresponden al 70% de los desembolsos de Bancoldex a las Pymes en un año.
Más allá de los recursos, el desafío consiste en encontrar empresas promisorias para colocarlos. Quienes han trabajado las cifras de la innovación han visto marchitarse muchos proyectos de incubadoras de empresas y otros programas por falta de compañías con iniciativas y logros efectivos de los proyectos escogidos.
Por lo tanto, se requiere una base aún mayor de empresas para que la gran estructura institucional creada en torno al financiamiento se consolide. Esta base está en las Pymes, que deben aumentar en número y productividad.
Pero se requieren empresas de alto crecimiento, ubicadas en la industria, la agricultura y los servicios. En la industria, porque cuando se miran las empresas de gran desarrollo, las de mayor margen son aquellas ubicadas en este sector, que genera innovación, absorbe mano de obra calificada y paga buenos salarios.
El 55% de las exportaciones del mundo es manufacturera, un dato que define nuestra era TLC.
La hegemonía económica está en cabeza de quienes lideran la industria, Inglaterra lo mostró desde el siglo XVIII, Estados Unidos y Europa en el siglo XX y China en los últimos 20 años nos hace saber que todo lo industrial barato es por cuenta suya y su poder está en los bienes intermedios, de consumo, y gana terreno rápidamente en los bienes de capital. Taiwán, un país pequeño, basa el 70% de sus exportaciones en las Pymes.
La industria de bienes intermedios del país es definitiva, quizá de forma distinta a como nació en los años 50, pero no debe dudarse su importancia.
Gracias a los sectores de alimentos y plásticos, que cuentan con un suministro adecuado y competitivo de bienes intermedios en el país, las exportaciones industriales reportaron tasas positivas en los últimos años de crisis exportadora.
Las Pymes aportan el 8% de las exportaciones industriales del país, cifra que ha venido creciendo en los últimos años.
Pero ser exportador requiere enormes esfuerzos para adaptar las empresas al exigente mundo exterior.
Si se tiene en cuenta que, según el censo económico, las Pymes generan 1,8 millones de empleos, el reto es generar mecanismos de financiación y soporte de largo plazo para que se fortalezcan patrimonialmente, apoyar sus procesos de reconversión con decisión y sin temores.
El reto de los economistas es lograr que el gran esquema de financiación del estado por medio de sus entidades de segundo piso logre apalancar un financiamiento de más largo plazo para las Pymes. Es la mejor política de empleo que gobierno alguno podría adelantar.
Ximena Lombana Millán
Economista