La situación que vive en la actualidad Colombia obliga a efectuar análisis que muchos de los que escribimos estas columnas preferiríamos no hacer. En efecto, basta con observar el comportamiento de la política, la economía y las relaciones internacionales y cómo su evolución conduce a ahondar una situación que podría provocar una crisis social sin antecedentes en la historia reciente.
En lo político, la situación se encuentra a punto de desbordarse. Lo grave es que lo evidente empieza a esconderse con un maniqueísmo que impresiona. La verdad se vuelve mentira y viceversa. Hay una realidad que abruma: el Acto Legislativo por el cual se permitió la reelección está viciado de nulidad y, por lo tanto, la reelección que se realizó con base en él, es ilegal. La violación a la ley se legitimó por votación apabullante. En lo personal, no me agrada que la Constitución y la ley se adapten a la voluntad del gobernante de turno, puesto que eso significa una ruptura de todas las reglas de juego en un Estado Social de Derecho, de la institucionalidad y, por supuesto, de la democracia.
En economía, los signos que se observan no son los mejores. Las metas de inflación establecidas para el 2008, no se cumplirán. El crecimiento disminuyó y con excepción de las exportaciones de materias primas y agrícolas, todo lo demás parece complicarse.
Así mismo, los saltos en la tasa de cambio indican que nos estamos convirtiendo en un mercado de especulación que en nada contribuye a la estabilidad. El nerviosismo y pesimismo aumentan entre los agentes económicos.
En lo internacional las cosas son aún menos claras. En Suramérica, Colombia es mirada con desconfianza: primero, por el apoyo incondicional a la agresiva política externa norteamericana y, segundo, por la ausencia de posiciones claras y de largo plazo de la Cancillería. Por su parte, la economía internacional continúa en crisis y con riesgo de empeorar, y a pesar que se mencionaba que estábamos mejor preparados que otros países para afrontar esa
situación, la realidad parecería indicar lo contrario.
La Seguridad Democrática es efectiva en su lucha militar contra las Farc. No ocurre lo mismo con otros grupos emergentes que fortalecen su control en las regiones a sangre y fuego ni con los cultivos ilícitos que según afirman un organismo de Naciones Unidas contratado por Colombia, aumentaron y para corroborarlo muestra sus fotografías satelitales. Solución: vender el sofá y cancelar el contrato. Los desplazados ya rondan el 10% de la población total y los datos son de Acnur, no de la oposición.
Creo que es el momento de iniciar un nuevo proceso de paz, de superar el autismo con respecto a lo internacional, de invertir en lo social y disminuir los gastos de guerra, de recomponer las instituciones y recuperar el equilibrio de poderes y de fortalecer la democracia. El 85 por ciento o más de la población está de acuerdo con lo que pasa. Yo no. Me es intelectualmente imposible hablar bien de lo que creo que está mal. Lo siento.
Habrá que mirar el bosque
POR:
Redacción Portafolio
-
guardar
save_article.message.success_title save_article.message.successsave_article.message.success_updated_title save_article.message.success_updatedHa ocurrido un error al intentar guardar este artículo
- Reportar error
- Seguir economía
Lo más leído
Destacados
Más Portales
Nuestros columnistas
día a día
Lunes
martes
Miércoles
jueves
viernes
Camilo Sánchez
Inconveniente humo constituyente
Nuestra responsabilidad histórica está en evitar que cantos de sirena sigan dividiendo al país.
María Sol Navia V.
¿Ha logrado la mujer superar barreras?
Otros Columnistas
Importancia del agua en agenda empresarial
Gonzalo Gallo González
Shoganai - Gamán
Rafael Herz
Liviandad y crueldad
Camilo Herrera Mora
Fundador de Raddar
Críticos
Victor Muñoz
Emprendedor, investigador, analista
Rumbo al Armagedón en el 2026
Rodrigo Villamizar
Director Electra CDP
Colisión de tarifas e importación de gas: una bola de nieve social
La gente demanda es que bajen los precios de la electricidad que consumen.
Ricardo Santamaría
Analista
Hay María Corina para rato
La historia de estas elecciones en Venezuela es que quizás nunca lleguen a realizarse.
Cristina Vélez
Decana Escuela de Administración, Universidad Eafit