Pasadas las elecciones del 25 de mayo, más de un observador esperaba que la campaña en la que quedan como finalistas Óscar Iván Zuluaga y Juan Manuel Santos arrancara con renovado vigor. Al fin de cuentas, quedan pocos días para que llegue la cita del 15 de junio y en teoría todas las horas cuentan en la labor de convencer al 45 por ciento de los ciudadanos que escogieron otras opciones, de apoyar a uno u otro postulante.
Sin embargo, aparte de una que otra aparición pública, lo cierto es que la mayor parte de las actividades se dieron a puerta cerrada. El motivo fue la búsqueda de apoyos entre quienes quedaron descalificados, algo que, como en los noviazgos relámpago, requirió dedicarse a la conquista.
El resultado es conocido. La candidata conservadora Marta Lucía Rodríguez se sumó a las huestes de Zuluaga, mientras que la Unión Patriótica y sectores de los verdes se fueron con Santos. En general podría decirse que la alineación correspondió al espectro ideológico de cada uno, pues el Centro Democrático se fortaleció con una colectividad de derecha y la Unidad Nacional con las de centro e izquierda.
Más llamativo quizás fue la renuncia de importantes integrantes del actual Gobierno, que salieron a aportarle su grano de arena a la causa de la reelección. De tal manera, el Ministro de Trabajo, Rafael Pardo y la directora del Sena, Gina Parody fueron algunos de los que prefirieron lanzarse al ruedo, que ver los toros desde la barrera.
Ahora, por supuesto, sigue el capítulo de las apariciones en plaza pública, que será complementado con el de los debates televisivos. Y aunque a primera vista parecería que el libreto es el mismo de siempre, lo que cambia es que los equipos en contienda se han remozado y los mensajes para el público están en proceso de evolución, más allá de que la paz sea el que más suene. Falta ver si eso es suficiente para alentar a los votantes en una u otra dirección, una duda que se resolverá en un par de semanas.
Ricardo Ávila Pinto
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