Tanto el Ministro de Hacienda como el propio Presidente de la República dejaron en claro esta semana que la meta oficial sobre el desempeño de la economía colombiana acaba de ser revisada. Ambos señalaron que el crecimiento esperado en el Producto Interno Bruto es ahora del 5 por ciento, medio punto más de lo que se proyectaba al comenzar el 2014.
La causa de la mejora en la apuesta tiene que ver con las señales, que se suman a lo ocurrido en el primer trimestre, cuando la expansión fue del 6,4 por ciento. En general, la demanda interna continúa vigorosa mientras que los sectores de mejor comportamiento parecen no haber aflojado el paso.
Incluso aquellos ramos menos estelares dan señales alentadoras. Si bien la industria no levantó cabeza entre abril y junio, la más reciente encuesta de Fedesarrollo mostró un repunte en la confianza del renglón manufacturero.
Por otro lado, la producción de carbón va muy bien y apunta a 95 millones de toneladas en el año, un volumen suficiente para comenzar lo sucedido con las cotizaciones del mineral. En lo que hace al petróleo, el panorama es menos halagüeño, aunque hay esperanzas de que exista un repunte en la parte final del 2014.
La agricultura seguirá jalonada por el café, cuya cosecha se acerca a los 12 millones de sacos en medio de una coyuntura favorable de precios. Es cierto que la sequía que golpeó a la Costa Atlántica tendrá alguna incidencia, pero no la suficiente para cambiar los resultados de la actividad.
Por último, el liderazgo de la construcción debería mantenerse. Un indicio de que así será lo dio la producción de cemento al cierre de junio que -en el acumulado de los dos últimos semestres- ascendió por primera vez en la historia a más de 12 millones de toneladas.
Ninguno de esos ramos parece haberse desviado de su curso en las semanas pasadas. Por eso, el Gobierno acabó casándose con la meta del 5 por ciento.
Ricardo Ávila Pinto
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