La noticia según la cual el Fondo Monetario Internacional rebajará oficialmente su meta de crecimiento para América Latina cuando tenga su reunión anual a comienzos de octubre, es una comprobación más de que la región ha vuelto a experimentar dificultades en el ritmo de su economía.
De acuerdo con el organismo multilateral, la mediocre cifra del 2 por ciento –que había sido calculada a inicios del presente semestre– no se conseguirá, lo cual quiere decir que la expansión del Producto Interno Bruto de la zona tendrá una velocidad que equivale a casi la mitad de la del planeta, cuya expansión se acercaría al 3,6 por ciento.
El culpable directo del recorte en el pronóstico es Brasil, que tiene el peso específico más grande en el área. Tanto la debilidad de su sector exportador, como la incapacidad del Gobierno de Dilma Rousseff de romper una serie de cuellos de botella, han actuado como factores en contra. Pero aparte de que el gigante suramericano se encuentre en recesión, hay un buen número de países en la lista de los que han experimentado un frenazo.
Y no se trata tan solo de los casos problema, como Argentina y Venezuela. Ambas van camino a una contracción, aparte de ver un deterioro en la mayoría de sus indicadores, como consecuencia de un manejo económico muy cuestionable.
En la lista también es necesario incluir a Chile y Perú, las naciones cuyo desempeño ha sido el mejor a nivel latinoamericano en lo que va corrido del siglo. Si bien ambas lograrán expandirse, lo harán a un paso mucho más modesto que lo que muestra su promedio reciente. México, a pesar de atraer inversiones importantes y adelantar reformas de fondo, tampoco levanta cabeza.
La causa principal de las dificultades tiene que ver con el fin en el auge de los precios de las materias primas que la región vende. En la medida en que las cotizaciones del cobre, el maíz o el oro han bajado, se han hecho más complejos los retos de tener la casa en orden. Eso hace que el ejemplo de Colombia, que parece indemne ante la coyuntura, sea todavía más destacable.
Ricardo Ávila Pinto
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