De tal manera, el costo de esos recursos se mantiene en el 3,25 por ciento anual.
La determinación estuvo basada en varios elementos.
Para comenzar, el Emisor señaló que en la economía mundial hay señales mixtas. Así, mientras la realidad de Europa sigue complicada, Estados Unidos y Japón van un poco mejor que lo esperado. A su vez, China y América Latina se han desacelerado, pero sin que el frenazo se pueda considerar crítico.
Por otra parte, se reconoce que hay una mayor volatilidad en los mercados financieros internacionales, como consecuencia del anuncio reciente del Banco de la Reserva Federal estadounidense de dar por terminado el próximo año el programa de estímulo monetario que ha venido aplicando, lo cual cambia las perspectivas en materia de liquidez y tasas de interés globales.
Adicionalmente, el Banco sostiene que la bonanza en los precios de las materias primas que exporta el país sigue, pero es menos acentuada que en el pasado reciente.
En el contexto interno, es claro que la economía se ralentizó, pero lo sucedido en el primer trimestre, cuando el crecimiento fue del 2,8 por ciento, estaba dentro de los cálculos de las autoridades.
Pero quizás más llamativo es el pronóstico de que “el crecimiento económico colombiano aumente a lo largo del año en la medida en que el gasto agregado reaccione a las medidas previas de política monetaria y a los programas que viene ejecutando el Gobierno Nacional”.
De tal manera, la entidad le apuesta a un rango entre 3 y 5 por ciento, con el 4,3 por ciento como la cifra probable.
Por último, el parte en lo que hace a la inflación es de calma. Si bien las expectativas de los analistas se encuentran en el 3 por ciento anual, la cifra está dentro del rango fijado por el Banco.
Ricardo Ávila Pinto
Twitter: @ravilapinto