La tasa de rebusque, ideada por algunos analistas para enfatizar el mal funcionamiento del mercado del trabajo en Colombia, se obtiene sumando las tasas de desempleo y subempleo.
Esta última identifica situaciones indeseables, no tanto como el desempleo, pero, a todas luces, inconvenientes.
Existen tres clases de subempleados: por ingresos, por competencias y por horas.
Los subempleados por ingresos son trabajadores que desean cambiar de trabajo para mejorar sus ingresos, ya que, posiblemente, consideran que su remuneración es inferior a su salario de reserva o a su productividad, o que, aun siendo igual a esta última, es inferior a lo que ganan otras personas de habilidades, conocimientos y otras características similares.
Por competencias, son aquellos que quieren cambiar de trabajo ya que sienten que sus habilidades, su formación y experiencia no son compatibles con las labores que están realizando.
La suma de ambos compone el subempleo por ‘condiciones de empleo inadecuado’. Por último, el subempleo por horas identifica a quienes trabajan menos de 48 horas en la semana, pero creen que podrían laborar más tiempo.
Según el Dane, entre el 2007 y el 2012 la tasa de subempleo fue del 30%, mientras que la de subempleo por ingresos fue del 25%. Es decir, con una cuarta parte de los salarios mal asignada, el mercado laboral parece no estar funcionando bien y el subempleo por ingresos es el que más contribuye con la percepción de una alta incidencia de ‘condiciones de empleo inadecuado’.
En ese periodo, la brecha salarial bruta fue del 42%; esto es, el salario real promedio de los subempleados por ingresos fue 42% menos que el de aquellos que no se consideran subempleados por ninguna razón.
Sin embargo, cuando los datos se miran con algún detalle, el mercado laboral en Colombia realmente funciona mucho mejor de lo que sugiere la alta tasa de subempleo, al menos en lo que se refiere a la asignación de salarios. Veamos: la brecha del salario real tiene dos componentes.
El primero, estimado en 25 puntos porcentuales, explicado por la escolaridad, la experiencia y otras variables asociadas con el capital humano.
El segundo, no explicado por características observables, se estima en 17 puntos porcentuales. Por lo tanto, el rebusque debe ser mucho menor de lo que registran algunos analistas, ya que el subempleo por ingresos es explicado en su mayor parte.
Sin embargo, pese a que la brecha salarial no explicada por factores asociados al capital humano es mucho menor que la brecha salarial bruta, aún podría pensarse que buena parte de los salarios está mal determinada.
Pero también es cierto que situaciones registradas como subempleo por ingresos podrían no corresponder, necesariamente, a situaciones de salarios inferiores a la productividad laboral o al sueldo de reserva de las personas. Por ejemplo, podrían reflejar brechas salariales explicadas por comparaciones con salarios en sectores en los que los trabajos conllevan alto riesgo o por diferencias en productividad (debido a divergencias en la calidad de la educación), o de poder de negociación salarial de los trabajadores en algunos ramos productivos, etc.
También podrían surgir cuando los subempleados tienen como referencia personas que reciben salarios superiores a los de competencia (salarios de eficiencia). Se deben verificar estas hipótesis para seguir depurando el cálculo.
Pese a que ello es difícil con la información disponible en Colombia, se puede establecer que el subempleo por ingresos se presenta en personas con salarios situados en la parte alta de la distribución; esto es, en individuos con más educación y experiencia, desempeñando cargos de dirección y que viven en estratos altos. Es decir, el subempleo está más asociado a una mala formación de expectativas con respecto al salario de mercado, a la subvaloración del salario de reserva o a que la productividad que perciben los empleadores es inferior a la que creen tener los trabajadores.
Además, los subempleados están vinculados a los sectores de minas y transporte. Si bien Pasto, Montería, Barranquilla, Ibagué, Villavicencio y Cúcuta tienen las mayores brechas salariales, componentes no explicados de importancia se encuentran en Barranquilla, Villavicencio, Cali e Ibagué. Esto permitiría focalizar un poco más la búsqueda de sectores de la producción con márgenes de comercialización importantes, o en los que hay que mejorar la información sobre salarios.
Dado que buena parte de la brecha salarial se explica por diferencias observables de las personas, no es correcto utilizar todo el subempleo por ingresos como indicador de ‘condiciones de empleo inadecuado’ o ‘empleo de baja calidad’, como se hace hoy en día. Por un lado, la tasa de subempleo por ingresos está claramente sobreestimada; debe ser mucho menor que una cuarta parte de la fuerza laboral y, por otro, tales calificativos diezman de manera artificiosa, imprecisa e innecesaria el desempeño del mercado laboral.
Para reducir el subempleo, es indispensable mejorar el conocimiento de los salarios del mercado de forma que empresas e individuos tomen decisiones más acertadas.
En tal sentido, se debe mejorar la información tanto de oferentes de mano de obra, incluyendo su salario de reserva, como de las vacantes, incluyendo los salarios que pagan. Hay que seguir trabajando en el Sistema Público de Empleo.
Luis Eduardo Arango Thomas*
Analista
*Sus opiniones no representan a la institución a la cual está vinculado