El titular de un diario del 19 de septiembre pasado, señala que después de 60 años de plantearse el sueño, el debate por la Alcaldía de Bogotá continúa centrado en la construcción del metro. A la movilidad se le agrega, en la campaña actual, la seguridad y no más. Los medios de comunicación no enfatizan en algo distinto y los candidatos tampoco. Otros temas se encuentran muy perdidos en el radar.
Es el caso de la salud, a pesar de los avances, Bogotá enfrenta todavía enormes dificultades. De acuerdo con el Índice de Calidad de Vida del programa ‘Bogotá, Cómo Vamos’, el porcentaje de población insatisfecha con el servicio de salud crece del 13 al 25 por ciento en los último seis años; la satisfecha se mantiene apenas en 46 por ciento, y solo la mitad de los ciudadanos considera que se le está garantizando el derecho a la salud.
En cuanto a indicadores, la tasa de mortalidad materna aumentó en los dos últimos años y frustró el descenso que traía. La meta de reducir en 30 por ciento los embarazos en adolescentes entre 15 y 19 años, no se logrará en el 2016. La tasa de mortalidad infantil muestra inequidades preocupantes por localidades, y la mortalidad en menores de 5 años, tampoco va a cumplir la meta. La prevalencia de bajo peso al nacer no ha reducido significativamente en los últimos tres años y se mantiene por encima del indicador nacional. La tasa de sífilis congénita muestra un resultado intolerable para Bogotá, muy por encima de la media nacional. Todo esto causa una gran inquietud sobre la calidad de la salud pública.
La contaminación crece, así como la proliferación de ventas ambulantes de alimentos cocinados en la calle, sin control de saneamiento ambiental y con grandes riesgos de salud para la población. No hay claridad en el recurso humano que necesita la ciudad para cambiar el modelo de atención en salud y para hacerlo más resolutivo y oportuno, de tal manera que se prevengan más las enfermedades crónicas como las cardiocerebrovasculares, las renales, el cáncer, las mentales. ¿Cuál es la política de integración y atención del adulto mayor y de la población en condición de discapacidad? ¿Cómo se va a relacionar ese modelo de atención con la organización de servicios que existe?
El informe de la Contraloría de julio del presente año muestra que el 87 por ciento de las obras contempladas dentro del Plan Maestro de Equipamiento para mejorar el acceso de la población a los servicios de salud, está en el limbo; 86 proyectos no tienen ningún adelanto. Se ha invertido el 64 por ciento de los recursos para un avance del 13 por ciento. Mientras tanto, los pacientes deben realizar filas eternas para conseguir una cita a varios días y meses adelante, o colapsan los servicios de urgencias de clínicas y hospitales.
Por las preocupaciones que todo este escenario genera, el observatorio Así Vamos en Salud y el programa ‘Bogotá, Cómo Vamos’, en asocio con la Escuela de Gobierno y el Grupo de Estudios de Salud Pública de la Universidad de los Andes, organizaron un encuentro con los candidatos a la Alcaldía. Con un mes de anticipación se les invitó. Asistieron tres (Arias, Santos y Vernot); tres se excusaron el día anterior, dos de ellos, luego de haber confirmado (López, Maldonado y Peñalosa) y los otros dos (Pardo y Rainsbeck), simplemente no se presentaron y tampoco se disculparon, después de haber confirmado asistencia.
El auditorio, compuesto por académicos, expertos y dirigentes del sector salud de la ciudad, quedó desconcertado y molesto por lo que consideran un desaire que no se explica sino por la falta de interés y/o de conocimiento sobre un tema que no está de primero en las encuestas, pero que sí es vital para los ciudadanos.
La pregunta del encuentro ‘¿Hacia dónde va la salud en Bogotá?’, quedó sin respuesta. Habrá que preguntarle al ganador de las elecciones el próximo 25 de octubre, quien parece que no tiene a la salud entre sus prioridades.
Augusto Galán Sarmiento
Exministro de Salud