En el 2001, la Universidad Minuto de Dios (UniMinuto) contaba con 3.000 estudiantes en cinco sedes: Bogotá, Soacha, Bello (Antioquia) y Lérida (Tolima), con cuatro pregrados, cuatro licenciaturas y dos programas tecnológicos. El padre Camilo Bernal (quien fue, recientemente, director general del Sena) era el rector y quería hacer crecer la institución. Se enfrentó a una disyuntiva ante su Consejo Superior: compraba un software de talla mundial -que él quería adquirir - o construir un nuevo edificio de aulas, que era el deseo de la mayoría de los consejeros.
Hay que agregar que ese software es una plataforma administrativa y académica, muy robusta, que está en las universidades de élite del mundo y del país. De hecho, en esa época ya estaba en las universidades de los Andes y del Norte, en Harvard, Yale, Berkeley, Boston University, entre otras. No en vano, por su calidad y valor de inversión, es considerado el Rolls Royce del software educativo para formación superior. Pues el padre Camilo lo compró, y hoy UniMinuto tiene más de 100.000 estudiantes, que en la modalidad de B-Learning, en más de 50 sedes, a lo largo y ancho del país, cursan más de 18 pregrados y licenciaturas, ocho programas tecnológicos y ocho posgrados, convirtiéndose en un modelo a nivel internacional de cómo una decisión coyuntural, apoyada en las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC), permite el crecimiento de una institución o empresa.
Juan Andrés Cano García, todavía no es un nombre rutilante en los medios colombianos, pero el pasado 6 de mayo, se convirtió en el primer colombiano en ganar el premio Business For Peace, que otorga la Fundación del mismo nombre, y que en años anteriores galardonó a empresarios como el inglés Richard Branson, fundador del conglomerado Virgin; Ratan Tata, líder del grupo indio Tata, y al mexicano Roberto Servitje Sendra, director del Grupo Bimbo. A Cano García le es otorgado el premio como un reconocimiento por ser el fundador de empresas que le ayudan al sector privado a trabajar de forma ética, así como por promover una iniciativa que busca desarrollar negocios a partir del proceso de paz. Con su iniciativa empresarial, Value4Chain, obtuvo estímulos de la estrategia Apps.Co del MinTIC, lo0 que le les permitió crecer y tener el reconocimiento actual.
Tomé prestado del último libro de Andrés Oppenheimer parte del título de esta columna porque en los momentos de crisis es cuando debemos reinventarnos. El Gobierno Nacional no puede seguir tratando de tapar el sol con las manos y ocultar la desaceleración de la economía y la crisis presupuestal, reflejada en el brutal recorte a la inversión pública del año entrante (4,6 billones de pesos). Estamos sufriendo las consecuencias de la ‘petróleo dependencia’, así aún nadie, en las esferas públicas, lo quiera reconocer.
El MinTIC es uno de los ministerios más golpeados, con un recorte de 400.000 millones de pesos de la inversión para el 2016. Desde este espacio, he criticado las ejecutorias de dicha cartera, porque he procurado ver el vaso medio vacío que otros no veían. Pero, obviamente, tengo claro qué contiene el vaso medio lleno y todos los logros del anterior ministro.
Me da pena con el presidente Santos y con el ministro Luna, pero el recorte al MinTIC es un golpe en la yugular a los sueños de quienes creemos en el poder de las TIC para transformar a Colombia y al planeta. Por eso, comenzamos con dos ejemplos muy valiosos.
El presidente Santos, que tanto creyó en Diego Molano y que tantas inversiones hizo durante su primera administración, no puede ahora ahogar al MinTIC. Hay que reinventar al país. Sí, Colombia está muy atrasada en infraestructura de obras civiles, hacer más carreteras nos dará mayor competitividad. Pero, el mundo de hoy se mueve en las autopistas de la información y el conocimiento. El país requiere apostarle a hacer crecer el sector de las TIC. Necesitamos el desarrollo de la malla de fibra óptica, que es un inmenso logro, pero sin capilaridad es como un enorme acueducto sin agua.
Requerimos apoyar iniciativas como Huila Construyendo Mundo, ParqueSoft, Value4Chain, RutaN, y tantas otras, como el desarrollo de la industria de BPO en Pereira y Manizales, que ha transformado la educación y los horizontes laborales de esas ciudades.
Hay que darle más estímulos al sector TIC. Hay que unir los esfuerzos aislados que se vienen haciendo desde diferentes ministerios y Colciencias para desarrollar talento digital en el país y apoyar emprendimientos tecnológicos. Colombia debe apostarle a las economías del conocimiento y la naranja. No es olvidarnos del campo o del carbón y el petróleo, es pensar en el futuro.
Es la hora de ¡crear o morir!
Nicola Stornelli
Gestor del Puerto Digital de Valledupar y de Cesar Digital.