El refrán dice que “lo que sube como palma, cae como coco”. Y aunque en este caso la analogía toca a un producto del reino mineral, más de un analista la ha vuelto a recordar por cuenta de la impresionante descolgada en los precios del petróleo. Este martes, tras un nuevo desplome en las cotizaciones del crudo, el Brent se ubicó en los mínimos del año, a menos de 62 dólares por barril.
No menos llamativo es que, en comparación con el máximo alcanzado a mediados de octubre, el retroceso en algo más de un mes equivale al 28 por ciento. Para aquellas empresas y países que hacían cuentas alegres hasta hace unas semanas, las pérdidas en el papel se tasan en miles de millones de dólares.
La causa de la debacle es la misma: la mano dura de la administración Trump contra Irán no se tradujo en un recorte de los suministros. A pesar de que existe una posibilidad de que los grandes productores cierren un poco las válvulas, esta sigue sin concretarse, con lo cual la oferta mundial de hidrocarburos vuelve a superar con creces a la demanda.
Pero incluso si las naciones que integran la Opep se ponen de acuerdo, es probable que los combustibles se mantengan abajo. Cada vez son más oscuras las perspectivas en torno a la marcha de la economía mundial, pues el crecimiento apunta a ser mediocre en el 2019. Factores como la guerra comercial entre Estados Unidos y China, explican el desánimo.
Y es que el clima en las bolsas de valores tampoco es bueno. Las acciones de las firmas del sector de la tecnología no levantan cabeza, con lo cual la mayoría de los índices en Wall Street borraron los avances que habían registrado en lo corrido del 2018. Aun así, en algunas latitudes el dólar volvió a subir.
El motivo es que la volatilidad está de vuelta, como consecuencia de la incertidumbre. La aparición de movimientos especulativos en diversos mercados es más evidente ahora, con los riesgos que ello trae. Esa es la razón por la cual los conocedores aconsejan prudencia, hasta que las aguas se calmen.
ricavi@portafolio.co
@ravilapinto