Ahora que las lluvias regresaron con vigor al territorio nacional, es notoria la dispersión entre los analistas sobre lo que viene, especialmente en materia de inflación, y lo que pueda hacer el Banco de la República al respecto.
El motivo es que todas las señales apuntan a que los precios de los alimentos –que han sido los grandes culpables de la aceleración reciente– deberían mostrar indicios de moderación, aunque no se sabe si eso será más temprano que tarde.
Por ahora, es claro que para el próximo semestre vienen cosechas importantes en bienes como arroz y papa, cuyo peso en la canasta familiar es notorio. La duda es si en el caso de las hortalizas o los frutales –cuya cuota de responsabilidad también es elevada–, la oferta reaccionará con mayor rapidez, debido a su ciclo más corto.
Junto a esa incógnita, existe la esperanza de que la baja en la cotización del dólar se note en el costo de los artículos importados, que también influyen de manera determinante sobre las alzas. La lista se cierra con la electricidad, pues ahora que desapareció el fantasma del racionamiento, el valor del kilovatio en el mercado de corto plazo se descolgó y ello debería traducirse en rebajas en las facturas que reciben los usuarios del servicio.
El problema es que, mientras tales expectativas se confirman, el Emisor da la impresión de haber endurecido su postura. La publicación de las minutas de la más reciente reunión de la junta directiva de la entidad, sugiere que la posibilidad de nuevos apretones –después del de medio punto porcentual visto en abril–, sigue abierta.
Debido a ello, hay división de opiniones. Algunos creen que ante la relativa normalización de la disponibilidad de ciertos productos clave, el Banco preferirá darse un compás de espera hasta ver qué dicen los datos del Índice de Precios al Consumidor en mayo.
Otros, por el contrario, consideran que hay una gran preocupación por el déficit en las cuentas externas del país y que ahora la prioridad es ayudar a cerrar la brecha que está en un punto insostenible.
Así las cosas, nadie se atreve a hacer apuestas con mucha certitud sobre lo que viene. En cualquier caso, los interrogantes serán contestados por el Emisor en pocos días, cuando este determine si en la presente ocasión prefiere hacer una pausa o continuar con el ajuste, a pesar de las fuerzas que puede desatar.
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Apuestas divididas
Los precios de los alimentos –culpables de la inflación reciente– deberían moderarse, aunque no se sabe si eso será más temprano que tarde.
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Ricardo Ávila
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