El presidente Donald Trump, ha elevado la tensión con México al endurecer su retórica migratoria y ordenar el despliegue en la frontera de la Guardia Nacional, una semana antes de coincidir con su homólogo mexicano, Enrique Peña Nieto, en la Cumbre de las Américas en Lima ( Perú).
El iracundo arrebato de Trump se dio al enterarse de que una caravana de cientos de inmigrantes centroamericanos recorría México en dirección a Estados Unidos, siguió con el anuncio del envío de militares a la frontera y culminó con un mensaje inusualmente duro de Peña Nieto hacia su homólogo estadounidense: “Si sus recientes declaraciones derivan de una frustración por asuntos de política interna, de sus leyes o de su Congreso, diríjase a ellos, no a los mexicanos”, le espetó Peña Nieto a Trump en un discurso difundido en su cuenta de Twitter.
Entre 2.000 y 4.000 efectivos de la Guardia Nacional, un cuerpo de reserva de las Fuerzas Armadas, son los que Trump poner en la frontera hasta que se construya el muro que tantos roces ha causado en la relación con México. La Cancillería mexicana advirtió que si el envío de la Guardia “se tradujera en una militarización de la frontera, ello dañaría gravemente la relación bilateral”.
La ley estadounidense prohíbe a los militares implicarse en tareas de orden público y la garantía de que los soldados no se dedicarán a detener a inmigrantes rebajó el impacto del anuncio. Pero el complicado pasado de Estados Unidos en Latinoamérica genera suspicacia ante cualquier medida que implique a militares, y el Gobierno mexicano recibió presiones del Senado y de los candidatos a las elecciones de julio en México, para exigir respeto al país. “A Trump se le ocurre amenazar con poner tropas en la frontera con México, que realmente es la frontera con Latinoamérica”, sostuvo el presidente emérito del centro de estudios Diálogo Interamericano, Peter Hakim. “Eso no crea precisamente una atmósfera cooperativa y amistosa para las conversaciones en Lima”, en la Cumbre que tendrá lugar a finales de esta semana, añadió Hakim.
La duda ahora es si las tensiones migratorias entre Estados Unidos y México complicarán las negociaciones del TLCAN.