Más de un observador levantó la ceja este jueves cuando el Dane dejó para el viernes la publicación de los resultados de la economía durante el primer trimestre del 2016. Según la programación dada a conocer la semana pasada, el reporte aparecería el jueves 2 y no el viernes 3, justo en víspera de puente.
Quienes gustan de buscar gatos encerrados desarrollaron una teoría en pocas horas: el dato sobre el comportamiento del Producto Interno Bruto entre enero y marzo se vería negativamente afectado por el desempeño del ramo de obras civiles, que determina la suerte del sector de la construcción.
Y es que dicho segmento registró una variación de apenas 0,2 por ciento, que se compara muy desfavorablemente con el 5,6 por ciento del año pasado. Si bien cuatro de los cinco capítulos que componen el indicador se mantuvieron en terreno positivo, en el caso de obras para la minería y oleoductos tuvo lugar un fuerte desplome que acabó actuando como un lastre sobre la actividad.
Por su parte, el capítulo de carreteras, calles y puentes avanzó 3,8 por ciento, que suena aceptable, pero que en verdad muestra un desempeño muy inferior a las expectativas.
Dicho de otra forma, la locomotora de la infraestructura se mueve a ritmo lento, a pesar de que la esperanza era que su velocidad fuera mucho más elevada.
Si el descorazonador desempeño de las obras civiles acaba siendo determinante para que la economía haya arrancado el año por debajo de las expectativas, es algo que se sabrá durante la jornada. Pero aun si el daño no resulta ser considerable, el mensaje de fondo es que las esperanzas que había sobre este segmento todavía no se concretan.
En conclusión, habrá que redoblar esfuerzos para que este mal indicio no sea el preámbulo de cosas peores.
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@ravilapinto
