Aquellos a los que les gusta ver el vaso medio lleno, celebraron en la noche del viernes el reporte entregado por el Dane con respecto al comportamiento de la inflación en abril. De acuerdo con la entidad oficial, el aumento en el Índice de Precios al Consumidor fue de 0,47 por ciento, tres centésimas menos que en igual periodo del año pasado.
Así, se completan nueve meses consecutivos de descensos en la pendiente de la carestía. Tras haber llegado a un máximo de casi 9 por ciento anual en julio, la corrección es evidente. En el acumulado, el alza en la canasta familiar va en 4,66 por ciento, y en lo que va del 2017 la suma llega a 3 por ciento.
Todo lo anterior es muy positivo, pues el que había sido uno de los grandes dolores de cabeza de las autoridades económicas ha disminuido su intensidad. De seguir las cosas así, eventualmente será posible llegar a la meta de largo plazo fijada por el Banco de la República, es decir ubicarse en un rango de entre 2 y 4 por ciento anual.
Sin embargo, según la mayoría de analistas independientes, el dato del mes pasado no fue bueno. Para comenzar, las apuestas hablaban de un guarismo inferior, resultado de reducciones importantes en gran parte de las categorías. En cambio, lo que muestran las estadísticas es un panorama variopinto, en el cual 4 de 9 grupos de gasto, estuvieron por encima del promedio.
Tal vez lo que más inquieta a los expertos es constatar que cuando se excluyen los alimentos de la cuenta, la velocidad de la inflación es relativamente elevada. Para los pasados 12 meses la cifra es 5,6 por ciento, lo cual sugiere que existe una inercia difícil de contener. La culpa principal se encuentra en lo que se conoce como los bienes y servicios regulados, que comprenden servicios públicos, transporte y gasolina.
Más allá de la explicación, el tema es complejo porque limita la capacidad del Emisor de bajar sus tasas de interés. Aunque en su más reciente sesión el Banco recortó en medio punto porcentual el costo de los fondos que presta, y todavía tiene espacio para seguir por esa senda, hay un piso implícito que no puede desconocer.
El nivel de éste depende de que varios componentes del índice de precios aminoren su marcha. Y aunque el balance general es positivo, hay corrientes subterráneas que preocupan por lo cual dar un parte de calma aun no es posible.
Brújula
Sin parte de calma
Tal vez lo que más inquieta a los expertos es constatar que cuando se excluyen los alimentos, la velocidad de la inflación es relativamente elevada.
POR:
Ricardo Ávila
-
guardar
save_article.message.success_title save_article.message.successsave_article.message.success_updated_title save_article.message.success_updatedHa ocurrido un error al intentar guardar este artículo
- Reportar error
- Seguir economía
Lo más leído
Destacados
Más Portales
Nuestros columnistas
día a día
Lunes
martes
Miércoles
jueves
viernes
Camilo Sánchez
Inconveniente humo constituyente
Nuestra responsabilidad histórica está en evitar que cantos de sirena sigan dividiendo al país.
María Sol Navia V.
¿Ha logrado la mujer superar barreras?
Otros Columnistas
Importancia del agua en agenda empresarial
Gonzalo Gallo González
Shoganai - Gamán
Rafael Herz
Liviandad y crueldad
Camilo Herrera Mora
Fundador de Raddar
Críticos
Victor Muñoz
Emprendedor, investigador, analista
Rumbo al Armagedón en el 2026
Rodrigo Villamizar
Director Electra CDP
Colisión de tarifas e importación de gas: una bola de nieve social
La gente demanda es que bajen los precios de la electricidad que consumen.
Ricardo Santamaría
Analista
Hay María Corina para rato
La historia de estas elecciones en Venezuela es que quizás nunca lleguen a realizarse.
Cristina Vélez
Decana Escuela de Administración, Universidad Eafit