No existe en la historia reciente de Colombia una caída tan acelerada en la favorabilidad de un presidente, como la que muestran las encuestas con respecto a Iván Duque. Si bien el actual mandatario comenzó con un saldo relativamente bajo en la chequera de la popularidad, no deja de impresionar la disminución en el porcentaje de personas que respaldan su gestión, según un par de sondeos dados a conocer el viernes pasado.
Las razones principales de la descolgada son dos: el anuncio de mayores cargas tributarias y, en particular, la intención de extender el cobro del IVA a un 30 por ciento adicional de la canasta familiar; en segundo término, las marchas estudiantiles en pro de mayores fondos para las universidades públicas. Aparte de ello, la opinión es más crítica frente a un amplio número de temas que van desde la economía hasta la seguridad, pasando por la salud o la calidad de las carreteras.
Todo lo anterior constituye un reto enorme para la nueva administración. El motivo es que aquello que se conoce como la gobernabilidad se ve disminuida, algo que aparte de notarse en las manifestaciones también se ve en el Congreso. En consecuencia, sacar adelante propuestas que, así sean correctas desde el punto de vista técnico, despiertan la oposición de la gente, se vuelve mucho más difícil en el Legislativo.
El riesgo derivado de esa circunstancia toca no solo las reformas que están en la agenda, sino la capacidad de llegar con nuevas iniciativas. Debido a ello, al Gobierno no le queda otra salida diferente a la de ganar las batallas que tiene por delante, a menos que desee resignarse a actuar de manera reactiva a partir de ahora y hasta nueva orden.
Ese es el motivo por el cual quienes saben cómo son los vaivenes de la política, utilizan la máxima futbolera según la cual “la mejor defensa, es el ataque”. Queda por verse si Duque cuenta no solo con la voluntad para retomar el control del juego, sino con la delantera que le permita darle la vuelta a un partido que, por ahora, no le favorece. Siempre es más difícil remontar un marcador adverso.