La noticia según la cual los mercados emergentes registraron el mes pasado las mayores salidas de capitales en los últimos 18 meses, no pasó desapercibida para los observadores. De acuerdo con el Instituto de Finanzas Internacionales, la combinación de las dificultades experimentadas por Argentina y Turquía a la hora de sostener su moneda, se juntó con las alarmas que despertó una huelga de camioneros en Brasil, con lo cual se fueron 12.300 millones de dólares del llamado tercer mundo.
Colombia parecería no ser la excepción a esa tendencia. De acuerdo con datos de la balanza cambiaria del Banco de la República, entre el primero y el 18 de mayo se presentó una caída neta de 34 millones de dólares, en el caso de recursos destinados a compra de papeles como bonos y acciones, mientras que en el acumulado del 2018 esa reducción asciende a casi 713 millones de dólares.
En general, tales movimientos tienen como telón de fondo una variación en el balance de rentabilidades en diferentes latitudes. El aumento de las tasas de interés en Estados Unidos hace más atractivas las inversiones en dólares y contribuye al fortalecimiento del billete verde. A lo anterior se suman los temores ante una eventual guerra comercial que empieza a expresarse en aumento de aranceles en diferentes lugares del planeta.
Todo lo anterior suena lógico, pero no necesariamente opera en nuestro caso. Ayer, el peso colombiano ganó terreno, con lo cual la tasa representativa de mercado para hoy será de 2.828 por dólar. Frente a la divisa estadounidense mostramos una revaluación del 5,2 por ciento en lo corrido del año y nuestra moneda es la de mayor apreciación desde el primero de enero en América Latina.
La explicación radica en que la inversión extranjera directa muestra tendencia a subir, al igual que remesas y exportaciones. También puede jugar en la ecuación la impresión de que el riesgo político es bajo, pues las encuestas muestran que el modelo económico no cambiará tras las elecciones presidenciales.