La reacción fue inmediata. Apenas se dio a conocer ayer el comunicado del Banco de la Reserva Federal en Washington, indicando que la posibilidad de nuevos aumentos en la tasa de interés de los fondos que otorga la entidad quedará en pausa hasta nueva orden, los mercados comenzaron a subir. Los principales índices de Wall Street avanzaron más de 1,5 por ciento, tras haber iniciado la jornada con un comportamiento tímido.
El entusiasmo es entendible. La perspectiva de que no vendrán más vueltas de tuerca en el futuro cercano, hace que las acciones se vean como una opción más atractiva. Frente a la volatilidad reciente, el mensaje en favor de la estabilidad resulta bienvenido.
Contra lo que se podría creer, el cambio de tono en comparación con lo dicho un mes atrás, no se debe a circunstancias domésticas. A fin de cuentas, la inflación estadounidense está bajo control e incluso se encuentra una décima por debajo de la meta establecida por las autoridades, que es del dos por ciento anual. Por otra parte el desempleo es 3,9 por ciento y el crecimiento económico del tercer trimestre se ubicó en 3,4 por ciento.
Esas cifras contrastan con las de otras latitudes. Las razones en favor de dejar las cosas como están, parten de la coyuntura internacional. Tanto en China como en Europa hay una desaceleración en marcha, así el ritmo de cada una sea distinto. Además, la incertidumbre se siente debido a pendientes como el desenlace de la novela del ‘Brexit’ o la posibilidad de que la guerra comercial iniciada por Donald Trump meses atrás, con el fin de presionar a Pekín, se extienda a otros lugares.
Lo anterior quiere decir que el ajuste seguirá, aunque será más suave y prolongado de lo que originalmente se creía. Uno de los efectos del escenario que se delineó ayer, es que la tendencia de fortalecimiento del dólar tendrá un respiro, lo cual influirá sobre la tasa de cambio en Colombia. Con el petróleo por encima de los 60 dólares el barril y los intereses constantes, la senda del peso se ve distinta.