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Ricardo Ávila
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Casos problema

En Quibdó, el desempleo se ubicó en 18,4 por ciento, casi dos puntos y medio por encima del guarismo del mismo lapso del año pasado.

Ricardo Ávila
Exdirector de Portafolio
POR:
Ricardo Ávila

A primera vista, los datos con respecto al comportamiento del mercado laboral en agosto, que dio a conocer el Dane en un comunicado emitido el viernes, son aceptables.

Para comenzar, el desempleo a nivel nacional subió apenas una décima de punto porcentual, ubicándose en 9,2 por ciento. Adicionalmente, la población ocupada llegó a casi 22,7 millones de personas, con un alza de 160.000 individuos frente al mismo mes del año pasado.

Sin embargo, los analistas señalaron que cuando el foco se cierra un poco, la fotografía es menos alentadora. En el caso de las 13 ciudades y zonas metropolitanas más grandes, el índice de desocupación volvió a ser de doble dígito, algo que no pasaba desde el 2013.

Peor todavía es que la cantidad de ocupados cayó en 110.000 ciudadanos. El balance habría podido se mucho peor, de no ser porque el grupo de inactivos –gente que dejó de buscar empleo– subió en cerca de 6 por ciento.

Parte de la explicación de lo ocurrido recae en la falta de dinamismo de algunos sectores. La mala hora por la que atraviesa la construcción, tanto en el ramo edificador como en el desarrollo de la infraestructura, se siente en la demanda de mano de obra.

Por otra parte, hay deterioros en algunas urbes que deberían llamar la atención de las autoridades responsables del asunto. Cuando se miran los datos del trimestre que va de junio a agosto, queda claro que hay un deterioro importante en Medellín, que contraste con la mejoría de Bogotá y Cali.

No obstante, los verdaderos casos problema son otros. En Quibdó, el desempleo se ubicó en 18,4 por ciento, casi dos puntos y medio por encima del guarismo del mismo lapso del año pasado. También sorprende el empeoramiento de Armenia, con una desocupación del 16,1 por ciento, muy superior al 10,4 de Manizales y el 8,8 por ciento de Pereira.

Es posible que el retroceso visto en Cúcuta, Bucaramanga y Valledupar tenga relación con la llegada de venezolanos a esos centros urbanos. En cualquier caso, el panorama del empleo dista de estar despejado, por lo cual hay que mantener los ojos bien abiertos.

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