Cuando la semana pasada el Ministerio de Hacienda consiguió, después de no pocos esfuerzos, la aprobación en el Congreso de una adición presupuestal por 8,5 billones de pesos, más de un integrante del Ejecutivo respiró aliviado. La razón es que el nuevo paquete de gastos le da más aire a diferentes programas, que van desde la educación hasta el posconflicto, cuyas partidas eran consideradas insuficientes.
Es sabido que la luz verde que recibió la reforma tributaria en diciembre, permitió aumentar las fuentes de recursos. El problema es que el incremento no formaba parte de la versión original del presupuesto, que había sido aprobado antes de que el aumento de impuestos se convirtiera en realidad.
Superado el obstáculo en el Capitolio, ahora es clave que los recaudos se comporten de acuerdo con lo planeado. Por tal motivo, los observadores siguen con especial atención los informes que entrega la Dian mes a mes.
Precisamente, el viernes pasado la entidad informó que en mayo los ingresos provenientes de impuestos subieron 10,6 por ciento más que en el mismo lapso del 2017. Esa evolución refleja el aumento en las tarifas –especialmente del IVA–, al igual que el éxito relativo de programas especiales, como el de normalización tributaria.
En el acumulado, las cuentas se comportan bien y llegan a 60,8 billones de pesos, así se note en ocasiones la debilidad del crecimiento económico, o problemas puntuales como el paro de Buenaventura, que afectó la nacionalización de mercancías en puerto y, por ende, lo que se liquida en aranceles. Los segmentos más dinámicos para el fisco son impuesto de renta e IVA, mientras que todo lo atado al comercio exterior está por debajo de lo calculado.
Mención aparte merece la normalización tributaria, que condujo a la declaración de activos omitidos o pasivos ocultos por más de 11 billones de pesos. Los 1,5 billones de pesos cancelados por cerca de 8.000 contribuyentes son definitivos para que suban las probabilidades de que las metas de ingresos públicos se cumplan al cierre del 2017.
Si ese acaba siendo el caso, no se volvería obligatorio recortar partidas en los últimos meses del año, como pasó en ejercicios precedentes. Pero más allá de esa perspectiva, la estrechez seguirá siendo la norma, pues en las cuentas públicas no hay margen de error.
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El margen es estrecho
La estrechez seguirá siendo la norma, pues en las cuentas públicas no hay margen de error.
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Ricardo Ávila
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