Hay multas de multas y la que le acaba de imponer la Comisión Europea a Apple, la firma que es un referente obligado en el mundo de la tecnología. De acuerdo con la comisaria encargada de la competencia en el bloque comunitario, la compañía estadounidense debe pagar 13.000 millones de euros en impuestos atrasados más intereses a Irlanda, en donde está la sede de sus operaciones en el Viejo Continente.
Ante la determinación, las reacciones no se hicieron esperar. La empresa –cuyo logo de la manzana es universalmente conocido– señaló que el fallo “no tiene bases ni en los hechos ni en la ley”. Por su parte, el Departamento del Tesoro en Washington dijo que lo sucedido puede afectar negativamente los vínculos que existen con Bruselas.
Más llamativo es que el gobierno en Dublín dijo que apelará el veredicto ante la Corte Europea, que se encuentra en Luxemburgo. A pesar de que recaudar semejante dinero sería como ganarse una lotería, la postura irlandesa es que aquí no hay irregularidades, pues parte de su estrategia de desarrollo es bajar los gravámenes para atraer a conglomerados de primer orden.
Lo que está en juego es un tema de fondo. De un lado, el debate se centra en las facultades que posee un ente supranacional de interpretar las normas de uno de los Estados que integran el club de 28 naciones. Del otro, se encuentra la discusión con respecto a los movimientos que hacen las multinacionales con el fin de reducir tributos a su cargo.
Por ejemplo, la comisaria afirmó que Apple canceló 50 euros por cada millón de utilidades. Dicho cálculo no tiene pies ni cabeza, según la compañía, por lo cual el siguiente paso le corresponde a los tribunales. Mientras llega la última palabra, la polémica seguirá candente porque hay mucho dinero en la mesa.
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