Para una institución como el Banco de la República, que usualmente se rige por rígidos protocolos tácitos y explícitos, resultó extraña la reunión que tuvo su junta directiva el viernes pasado. Para comenzar, la cita no tuvo lugar en horas de la mañana, sino al terminar la tarde. En segundo término, la fecha fue diferente a la originalmente programada. Y, además, el gerente técnico tuvo que reemplazar al titular que no alcanzó a hacerse presente en Bogotá.
Aun así, las deliberaciones no llevaron a un cambio de rumbo en la política fijada. Tal como lo anticiparon los observadores, la tasa de interés que la entidad les cobra a los intermediarios financieros por darles liquidez temporal, se mantuvo constante, algo que se determinó con el consenso de los presentes.
Sin embargo, una lectura al comunicado, distribuido entrada la noche del 28 de octubre, mostró que el examen mensual entregó un cambio en el diagnóstico. Ese parte deja un sabor agridulce, pues si bien algunas urgencias han disminuido, el mensaje sobre la cada vez más evidente debilidad de la economía colombiana es inequívoco.
Lo primero es que el tema de la inflación se ve con mayor tranquilidad, debido a las fuertes correcciones experimentadas por el Índice de Precios al Consumidor en las mediciones más recientes, que superan los cálculos que hacía el Emisor. Debido a ello, la apuesta es que al finalizar el 2016 la cifra estará cerca del 6 por ciento, mientras que sube la probabilidad de que el próximo año las alzas vuelvan al redil, ubicándose dentro del rango meta, que va del 2 al 4 por ciento anual.
La otra cara de la moneda es la marcha de la actividad productiva. A causa de las consecuencias del paro de transporte, que terminó en julio, y a la debilidad de los indicadores más recientes, la entidad bajó su pronóstico de crecimiento de la economía al 2 por ciento para el presente ejercicio. Ese número muestra que la desaceleración es más grande de lo que se había creído inicialmente y le abre la puerta a medidas de estímulo en un futuro cercano.
Cuándo tendrá lugar una rebaja del costo de los fondos que presta el Banco, es algo que está por verse. No obstante, la factibilidad de que un recorte tenga lugar antes de que termine el 2016, sube, pues el dolor de cabeza de la inflación disminuye y el de la economía, no.
Ricardo Ávila Pinto
ricavi@portafolio.co
@ravilapinto
Mejor y Peor
El Banco de la República mantuvo las tasas, pero queda la idea de que el panorama para el 2017 no será fácil.
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