En medio de la temporada invernal que se siente en buena parte del territorio nacional, resulta fácil olvidar los pronósticos con respecto a la casi segura presencia del fenómeno climático de ‘El Niño’. Tras el aumento de las temperaturas en la zona de confluencia intertropical del océano Pacífico, todo apunta a una temporada mucho más seca de lo normal, durante los primeros meses del 2019.
Saber qué tan fuerte acabará siendo el ‘verano’ es algo que la ciencia todavía no puede determinar. Sin embargo, vale la pena reiterar que hay que elevar la guardia ante los riesgos derivados de una afectación importante del régimen de lluvias. Y esa alerta comienza por la generación de energía.
En tal sentido, es importante el reporte entregado ayer por la firma XM, según la cual el nivel agregado de los embalses que nutren a las plantas hidroeléctricas que soportan el sistema interconectado fue de 81,2 por ciento al finalizar octubre. Dicho guarismo no solo superó en tres puntos porcentuales al de septiembre, sino que da un margen de tolerancia amplio si viene una sequía fuerte.
Que hay alteraciones detectadas, es algo que parecen señalar las estadísticas. El mes pasado los aportes hídricos cerraron en el 91 por ciento de la media mensual histórica, siendo las regiones Caribe y oriental las que se alejaron más de lo que se considera normal. Tan solo en la zona central se superó el promedio.
Aun así, la producción de energía se apoyó ampliamente en las hidroeléctricas. En concreto, la fuente hidráulica fue responsable del 83,5 por ciento de los kilovatios consumidos, mientras que 15,3 por cierto correspondió a combustibles fósiles no renovables.
Seguramente, tales proporciones van a variar en un futuro cercano. A sabiendas de que habrá menos agua disponible tendremos que manejar ese recurso con prudencia. Afortunadamente, están dadas las condiciones para sortear el reto sin mayores sobresaltos. Puesto de otra manera, este ‘Niño’ que asoma su cara no debería hacer pilatunas.
ricavi@portafolio.co
@ravilapinto