La tradición viene de Estados Unidos, así la costumbre se haya extendido a un número cada vez mayor de países. Se trata del llamado ‘viernes negro’, una efeméride comercial que le sigue al día de acción de gracias, que inaugura por esta época el puente más largo del año en el país del norte.
Desde hace varias décadas, los almacenes ubicados en territorio norteamericano abren sus puertas después del festivo del jueves, con el fin de atraer compradores interesados en adquirir los regalos que darán en Navidad. No obstante, tanto la globalización como la irrupción de internet llevaron a que la costumbre haya echado raíces en otras latitudes.
De tal manera, las ofertas no solo se concentran en un espacio de 24 horas. De hecho, la temporada de promociones se extiende a lo largo de una semana y va más allá de productos de consumo tangibles, pues abarca servicios y viajes.
Aunque todavía las tiendas tradicionales mandan la parada, el ciberespacio es cada vez más activo. En el caso colombiano, los reportes hablan de una dinámica que crece a tasas exponenciales. Según la firma Nielsen, especializada en investigación de mercados, el peso de este segmento es todavía inferior al 5 por ciento de las transacciones totales anual del comercio, pero la tendencia hacia cifras cada vez mayores es clara.
Debido a ello, todo apunta a que eventos complementarios al de mañana aparecerán cada vez más en el radar de los consumidores. En lugar de hacer del evento una ocasión única, habrá múltiples ocasiones para convocar al público, a veces concentradas en electrodomésticos o en otros bienes de consumo.
Al respecto, no faltan las advertencias dirigidas a la ciudadanía. Estas tienen que ver con el peligro de fraudes, tanto a la hora de productos a precios irrisorios que nunca se entregan, como con el robo de números de tarjetas de crédito por parte de organizaciones criminales. Dicho riesgo le da un significado adicional a lo que quiere decir ‘viernes negro’.
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