No deja de ser curioso que justo cuando la inflación en Colombia llegó a su punto más alto desde el comienzo del siglo, al cierre de junio la percepción sobre lo mal que van las cosas en este frente disminuyó. Así lo señala el Gallup Poll, según el cual 88 por ciento de los encuestados en las cinco ciudades más grandes del país cree que el tema está empeorando, seis puntos menos que en la medición de febrero.
Aun así, no hay otro asunto en la vida nacional que reciba semejantes calificaciones en lo negativo: ni la corrupción, ni la inseguridad, ni la calidad del servicio de salud. Tal parece que el tímido entusiasmo que acompañó la declaratoria de un cese del fuego bilateral y definitivo entre el Gobierno y las Farc apenas aminoró la intensidad del que, hoy por hoy, es el principal dolor de cabeza de la política económica.
Quien lo dude, no tiene más que mirar al vecindario. Aparte del caso extremo de Venezuela y de las dificultades que enfrenta Argentina para poner la carestía en cintura, nos acercamos a Brasil: mientras aquí el aumento de los últimos 12 meses en el índice de precios al consumidor va en 8,6 por ciento y con tendencia al alza, allá se encuentra en 8,84 por ciento, con tendencia a bajar.
Por tal motivo, las autoridades no tienen opción diferente a la de reaccionar con el fin de controlar las expectativas y acortar la rienda. Eso quiere decir que los analistas esperan un reajuste en la tasa de interés que el Banco de la República les cobra a las entidades financieras por darles liquidez temporal, cuyo nivel está en 7,5 por ciento anual.
Al tiempo que viene otra vuelta de tuerca, cuyo objetivo es subir el costo del dinero, crecen las expectativas de un alivio. El motivo es que la oferta de alimentos debería aumentar pronto, tras el regreso de las lluvias, que influye sobre los cultivos de ciclo corto.
No obstante, una mirada a los números muestra que la presión solo disminuiría en agosto, por efectos de comparación. Debido a ello, hay razones para que la jaqueca siga en julio, a menos que llegue una cura sorpresiva.
Ricardo Ávila Pinto
ricavi@portafolio.co
@ravilapinto
Gran dolor de cabeza
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